Los ritos de la Semana Santa de Bercianos de Aliste tienen sus raíces en la Edad Media, como lo demuestra la primera prueba escrita del ritual en una bula papal otorgada por Pablo III en 1536 a los cofrades de Bercianos. Este documento, concediendo indulgencias plenarias y absolución de censuras, reconoció el fervor con el que hombres y mujeres representaban la Pasión y Muerte de Cristo. Además, la tradición oral local cuenta que, como muestra de gratitud por haber sobrevivido a una epidemia de peste, los cofrades decidieron desfilar el Viernes Santo con su propia mortaja.
A lo largo de los siglos, el ritual apenas ha cambiado, siendo repetido año tras año por los varios centenares de hermanos de la Cofradía del Santo Entierro de Bercianos de Aliste. Pequeños ajustes han sido introducidos para adaptarse a los tiempos modernos, como la inclusión de las mujeres en la procesión y la restauración de las tallas que desfilan. Sin embargo, la esencia de la celebración permanece intacta, transmitiéndose de generación en generación con el mismo fervor que en siglos pasados.
La Semana Santa de Bercianos de Aliste, declarada Bien de Interés Cultural Inmaterial y Fiesta de Interés Turístico Regional, es un ejemplo único de devoción religiosa, arraigo cultural y solidaridad. Este evento anual atrae a cientos de visitantes a este pequeño pueblo zamorano, quienes se sumergen en la solemnidad y emotividad de sus rituales. Desde la procesión del Jueves Santo, con sus capas pardas alistanas, hasta la representación del desenclavamiento y entierro de Cristo.
Es una experiencia que transporta a quienes la presencian a una época pasada, donde el tiempo parece detenerse y las preocupaciones modernas desaparecen. Su riqueza histórica y su significado espiritual la convierten en una de las tradiciones más destacadas no solo de la provincia de Zamora, sino de toda España.
