5 de septiembre de 2022, 11:20
Arando Ñieve, de la compañía Entavía, hizo la pasada jornada las delicias del público fermosellano con un espectáculo de música folk y de raíz.
Un espectáculo de la antigüedad maragata que surge la liturgia de arar nieve en el solsticio de invierno y que da nombre a la nueva fábula de Entavía. Un alegato a la belleza poética de aquello que aparentemente no sirve para nada. Un rito que burla a los dioses paganos entre repiques de ritmos lúbricos bailables y fertilizantes tanto de la tierra y la vida que la habita.
Un son para la belleza y la filigrana, tan necesaria, ante la fealdad que se jatean estos tiempos voraces y oscuros. Un hurra al sentido común de quienes vieron, vivieron y cantaron, de los que vemos y cantamos ahora como antes.