Comenzamos el recorrido en la Plaza de Alemania. Y comenzamos mal debido a un bordillo. El bordillo. Ese bordillo criminal que invade parte del trazado natural de la calzada y obliga a rectificar la trayectoria. Ese espigón que más que marcar el espacio acotado para los taxis, divide el asfalto en dos clases de vehículos; los que entran a la rotonda por el carril de dentro y los que entran por el de fuera. Me refiero, por supuesto a la desembocadura en la plaza de Alemania desde la Avenida Alfonso IX. Pero olvidémonos ya del maldito bordillo y detengámonos en dos peculiares edificios que están enfrentados.
Uno de esos edificios es el primero de la calle San Torcuato, en cuyos bajos hay una farmacia. Un estilizado rectángulo de diez plantas construido en ladrillo marrón cuyos balcones, con un marco de madera y un zócalo azul que, creo, es el secreto de su éxito, recibe a los peatones que llegan a la Plaza de Alemania desde Víctor Gallego. Justo enfrente, otro edificio de ladrillo, esta vez naranja, curva su fachada como abrazando la rotonda. De hecho, el edificio abarca casi un cuarto de plaza, imponiendo sobre ella su tosquedad y su barroquismo neoborrominiano, como si fuera un niño abusón que agrede a sus compañeros porque es el más tonto de la clase, además del más fuerte.
La esencia de Víctor Gallego es el empedrado, el pavés, ese tipo de pavimento nórdico que me recuerda a las clásicas ciclistas en las que los corredores vuelan sobre las piedras. Otra característica de la calle, al menos de su primer tramo, es la sombra. Víctor Gallego es una calle en sombra. Una calle en la casi nunca da el sol; apenas unas pocas horas al día. Un lugar gris. Un territorio frío cuyos edificios padecen fotofobia debido a la costumbre. Lo perenne de la sombra se debe, tengo la impresión, a la altura de ese enorme bloque con dos portales conocido popularmente "edificio de las Calderas" (puesto que ocupa el lugar que antaño tuvieran las calderas que procuraban agua a la ciudad). Frente a él se encuentran dos lugares míticos; un monumento y un negocio. El monumento es la pequeña iglesia del Carmen del Camino, encajonada entre los edificios como castigo a su antigua ubicación extramuros. El templo fue colocado en su actual emplazamiento en los años sesenta como parte de un plan de urbanismo. Hoy en día, alejado del casco histórico, pasa desapercibido entre los edificios de viviendas y los negocios. La verdad es que he entrado muy pocas veces en la iglesia, que es más bien ermita de sillares voluminosos y espadaña sobresaliente, sin embargo, de pequeño me gustaba refugiarme unos instantes en su hall, puesto que coronando el marco de la puerta se encuentra una serpiente de gran tamaño que siempre me llamó la atención; quién sabe si por ser símbolo del pecado o porque en España se suelen disecar toros, no serpientes.
El negocio al que me refería arriba es Foto Navarro, con su pintoresca fachada, una suerte de art decó setentero, algo que hoy llamaríamos vintage, o cualquier otra cosa que nos sirviese de etiqueta. Un clásico. Allí me hacía las fotos de carné para las federaciones deportivas, para el colegio, para la comunión, etc. Aunque, a decir verdad, casi todos los negocios de esta calle son clásicos del comercio zamorano que han resistido, con orgullo y esfuerzo, los cambios socioeconómicos de las últimas décadas. Es como si, debido al poder de alguna fuerza primitiva, la calle de la sombra, la calle sin luz, la calle Víctor Gallego en este su primer tramo, respetase a sus primeros colonos (Boizas, Quintas, La Sirena); conocedores únicos de sus secretos y sus enigmas, de la potencia del gris, de una paradójica fotosíntesis sin luz.
Al llegar a la bifurcación dejamos a la derecha el miticérrimo café Casablanca, templo de partidas y de cafés toreros, y a la izquierda La Flor Catalana, otro clásico zamorano, ahora centrado en la ropa de hogar, y enfilamos el primer tramo de la Avenida de las Tres Cruces, que merece un recorrido aparte. Un recorrido con más luz, con más amplitud, con más locales, con más historia, pero también con menos enigmas.
@1MarioCrespo