Voces profundas en San Claudio de Olivares, capa de pueblo, capa de pastores, capa de la gente zamorana y faroles. Matracas y un bombardino. Y cardos a los pies de su Cristo. La procesión de las Capas Pardas es una oda a Zamora.
Posiblemente sea la procesión que más impresiona a los forasteros porque es tan nuestra, tan zamorana, que no tiene cabida lejos de nuestras fronteras.
Me imagino, a forasteros impresionados en su televisor cada vez que TVE o Telecinco se acercan a nuestra ciudad a contemplar al Cristo del Amparo. Entiendo que, en otros lugares, crean que pueden tener un juramento del silencio o sacar una procesión como Jesús Nazareno a la calle, pero ellos saben que, aunque quieran, no tendran nunca una Hermandad de Penitencia como esta.
Cada detalle de las Capas rezuma Zamora, huele a pueblo, a cada una de las gentes que han habitado esta provincia. Cada sonido nos es conocido, aunque no lo hayamos oído antes. Cada farol, alumbrando tenuemente a los que se apostan en las calles, ha sido forjado en esta tierra en la que cada Miércoles Santo, para lo de aquí y los de fuera, se interpreta una oda a Zamora.