Desde que Alfonso Fernández Mañueco anunciara que la Semana Santa de este 2022 se celebraría, los bulos y las elucubraciones de como será, llenan de tinta los periódicos que bajo el sensacionalismo buscan el clic.
Aquellos que aún no han decidido nada y que esperan a las asambleas ya sean ordinarias o extraordinarias no dejan de enviar comunicados ante las habladurías de quien sólo busca la polémica y el comentario fácil además del clic, de paso el descrédito y la habladuría de algo tan necesario como la seguridad en estos tiempos de cambio constante y de complicaciones casi diarias sobre una pandemia que sigue con nosotros y aún lleva a cientos de personas a la muerte.
Lo cierto es que desde que el presidente Mañueco se adelantara en su comparecencia confirmando la Semana Santa, como hizo en sus elecciones que han provocado una tremenda inestabilidad política, la Semana Santa si que parece que podría celebrarse, como anunció el Obispo de Zamora en su momento, máxima autoridad eclesiástica y sobre la que pende una gran parte de la decisión salvando la situación sanitaria de la Consejería de la JCYL.
A dos meses de la celebración, las cofradías anuncian quinarios, y asambleas, también preparativos y claro está que hay muchas ganas, pero aún no hay nada decidido y todo sucede con una enorme rapidez, puesto que la pandemia ni ha finalizado ni de momento se espera que así sea. Los 600 muertos de este fin de semana pasado y la aún gran cantidad de contagios mantienen la inseguridad. Debemos recordar que la seguridad es más que necesaria en acontecimientos como este el de la Semana grande de Zamora en la que los movimientos de personas pueden suponer el triplicar la población.
Problemas económicos, y sanitarios a parte, la Semana Santa de Zamora que es un gran empujón para todos los zamoranos, y llenará al menos los 4 días centrales de la misma la capital y no olvidemos a la gran olvidada, la provincia que también tiene su Semana Santa y sus lugares de escapada.
Aún así, Zamora no dará a basto a tantos visitantes, no llegará (ojalá) a cubrir todas las necesidades de cobertura hostelera, pero recuerden que la Semana Santa ni es la panacea, ni supone el 90% de lo que la hostelería factura a lo largo del año, entre otras cosas porque seguiremos con limitaciones de aforos, más que probablemente, aunque para lo deportivo se haya abierto la mano del todo.
La Semana Santa de Zamora es en la calle pero también las aglomeraciones, algo de lo que se quiere huir dejando callejuelas estrechas y callejones de nuestro casco antiguo, una parte más que esencial de un más que deseado momento de recogimiento de muchos que al parecer no tendrá lugar o si.
Elucubraciones a parte aún es pronto para todo, recordemos la Semana Santa de 2020 y de 2021, para mi "malditas", el viernes Santo pandémico se llevó a mi madre, este 10 de abril será domingo de Ramos, la esperanza nunca se pierde ni se perderá, pero si de algo se ha aprendido en la pandemia es de muerte, y de momentos inesperados y que determinan la vuelta de la esquina.
Prepararse para si es un si es lo único que podemos hacer, atender a las decisiones sanitarias y mantener la cautela y tocar campanas que lo mismo suenan a muerto y eso no lo desea nadie.
Prudencia, espera y aunque digan que no son necesarias, mascarillas por si acaso es lo más inteligente visto lo visto.
Hace dos años y al principio, mascarilla si mascarilla no, no será más que una gripe, pero solo hasta aquel 13 de marzo en el que ya todos desde casa vimos que el miedo nos invadía ante lo desconocido, nos pudimos dar cuenta de que pasaba. Yo mismo pagué con una semana en el hospital padeciendo aquello de lo que había renegado y dos muertes, las de mis padres vapulearon mi vida y la de mi entorno. El covid-19 no es una falacia, las vacunas son efectivas y tengan claro que aún la pandemia no ha acabado.