El tiempo se detuvo en el Ruta de la Plata cuando el balón, cabeceado con más fe que precisión, cruzó el área del Nàstic y terminó en el fondo de la red. No era una victoria, pero sí un aliento de vida para un Zamora CF que sigue soñando con los playoffs. El empate in extremis mantiene a los rojiblancos en la séptima posición con 41 puntos, aferrados a una pelea donde cada jornada es una batalla y cada punto, un tesoro.
La amenaza del Arenteiro, que acechaba con solo un punto menos, parecía real. Un triunfo de los gallegos hubiera cambiado el panorama, pero el Andorra les contuvo con un empate que dejó todo como estaba. El Zamora CF sigue por delante, aunque compartiendo la misma cifra de puntos. Tampoco Unionistas de Salamanca logró dar el salto: su empate le dejó noveno, con 40 puntos, todavía en la estela de los de Juan Sabas.
Arriba, el Andorra se aferra a la quinta plaza, marcando la frontera de los playoffs con 43 puntos. Una distancia mínima que convierte cada jornada en un duelo de resistencia, donde el margen de error se reduce a la nada. En el otro extremo de la tabla, la sombra del descenso sigue lejos, pero no lo suficiente como para confiarse. Con 35 puntos, Osasuna B delimita la zona roja, a seis de los zamoranos, en una lucha donde una mala racha puede trastocar cualquier planificación.
El equipo rojiblanco sabe que la clave está en su propio rendimiento. Depende de sí mismo y de su capacidad para transformar la ilusión en resultados. El empate contra el Nàstic deja una certeza: este Zamora CF sigue en la pelea, con los playoffs a tiro y el descenso aún en la distancia. Ahora, toca seguir sumando.
