Vecinos de Zamora piden trasladar las macrofiestas de San Juan fuera de la ciudad tras una noche “insufrible”

Vecinos de Zamora han alzado la voz tras una noche marcada por el ruido y la suciedad provocados por la reciente macrofiesta de San Juan celebrada en la Ciudad Deportiva. En una crítica que califican como “humilde y constructiva”, piden al Ayuntamiento y a los responsables de la organización que trasladen estos eventos a espacios más apropiados, como las instalaciones de IFEZA o el Auditorio Municipal Ruta de la Plata.

Lejos de limitarse al barrio de La Candelaria, las quejas se han extendido a zonas como el Puente de Hierro, Barrios Bajos, Pinilla, Peña de Francia y Avenida de Portugal. También denuncian que el fuerte volumen de la música alcanzó a las residencias de mayores de los Tres Árboles y Puerta Nueva, impidiendo el descanso hasta altas horas de la madrugada.

“¿Por qué los responsables y el Ayuntamiento tratan tan mal a estos ciudadanos?”, se preguntan los vecinos, que solo piden “poder descansar”. En su escrito, subrayan que muchas personas mayores, enfermos y trabajadores se ven directamente perjudicados por estas celebraciones nocturnas pagadas con dinero público.

Además del ruido, los residentes lamentan el estado en que ha quedado la zona tras la fiesta. “El barrio, la Ciudad Deportiva y los paseos del río Duero se han convertido en un estercolero, llenos de suciedad, bebidas y orines”, denuncian. Una imagen que, según afirman, choca frontalmente con el modelo de ciudad tranquila y de turismo natural que se quiere proyectar desde Zamora.

Pese a todo, valoran positivamente que este tipo de situaciones esté generando un debate creciente en la ciudadanía sobre el derecho al descanso, la regulación del ruido y la organización responsable de las fiestas populares. Consideran que “los vecindarios no son el lugar adecuado para eventos musicales de este tipo” y abogan por un modelo de ocio más respetuoso y accesible para todos.

También recuerdan con nostalgia las tradicionales hogueras de San Juan que, hasta hace dos décadas, se celebraban de forma más local y sin causar molestias. “Con menos decibelios también se puede disfrutar”, concluyen los vecinos, quienes insisten en la necesidad de trasladar este tipo de fiestas a espacios habilitados y controlados.