¿Vais a salir el 8M? Esta pregunta acompañada de una cara de sorpresa y estupor, es la que más hemos oído y contestado en las últimas semanas. Las redes arden con titulares –a veces tendenciosos- que algunas personas ni se molestan en abrir y leer antes de lanzarse a poner su opinión cargada de... No de flores precisamente, sobre la conmemoración del 8M.
Este es el manifiesto de la Coordinadora Feminista de Zamora:
Pues sí, claro, por supuesto que vamos a salir el 8M, y lo vamos a hacer como lo hemos hecho siempre, respetando las leyes y el orden público. Y, en tiempos de pandemia, sin masificaciones y cumpliendo escrupulosamente todas las medidas de seguridad.
En cualquier caso, no deja de ser curioso esta forma de cuestionarnos por una parte importante de la sociedad. Y decimos que no deja de ser curioso porque desde mayo de 2020 hasta la fecha y siempre en tiempos de pandemia, hemos visto como se ha salido a la calle; en numerosas concentraciones de diversos sectores profesionales fuertemente afectados por las medidas
restrictivas y que legítimamente salían a reivindicar su derecho a ganarse el pan. Concentraciones en favor de la sanidad pública. Las de quienes pedían derogar alguna ley. Manifestaciones de negacionistas, de ricos pidiendo la dimisión del gobierno, conciertos, corridas de toros, nazis conmemorando la división azul y un largo etc. Y ni si quiera en todas las nombradas se han respetado las medidas de seguridad... ¿Que tendrá el 8M que tanto molesta?
Por cierto y para llamar a las cosas por su nombre, el 8 M no se celebra, no salimos a celebrar nada, salimos a reivindicar, a luchar por nuestros derechos, por una sociedad más justa e igualitaria, por un mundo mejor. Salimos a tomar la calle (que también es nuestra) para poner de manifiesto que a día de hoy seguimos siendo asesinadas, abusadas y violadas.
Que, en muchas ocasiones, quienes nos hacen daño, se siguen yendo de rositas o con la pena mínima porque las instituciones que han de juzgarlos y condenarlos a ellos, minimizan sus actos, juzgándonos, poniendo en tela de juicio nuestro testimonio y culpándonos a nosotras. Porque la violencia contra las mujeres sigue formando parte de nuestro día a día y sigue estando
normalizada por una sociedad que la permite y la tolera. Durante los meses de confinamiento muchísimas mujeres estuvieron encerradas y a merced de sus maltratadores, nadie hizo nada.
La pandemia ha puesto también de manifiesto otra reivindicación histórica del movimiento feminista, que este 8 de marzo volvemos a resaltar; la feminización del ámbito de los cuidados, lo esenciales que son para nuestra sociedad y cómo siguen realizándose mayoritariamente por mujeres, en muchos casos de forma gratuita y en otros en condiciones de absoluta precariedad.
Dobles y triples jornadas, teletrabajo más el cuidado de menores y de mayores, que ha vuelto a dejar en evidencia la falta de corresponsabilidad. Y también lo hemos visto en "las colas del hambre" de numerosas ciudades donde mayoritariamente acudían a pedir ayuda, madres de familias monomarentales con grandes dificultades para mantener sus empleos, al no contar con
redes de apoyo para el cuidado de sus hijos e hijas.
Durante los meses de confinamiento hemos sabido que las olvidadas, aquellas mujeres que son compradas y prostituidas para el disfrute de puteros y proxenetas han sido totalmente abandonadas a su suerte, han pasado hambre y miserias, han permanecido encerradas en los clubes o los pisos donde son explotadas, en muchos casos sin servicios mínimos como agua o calefacción.
De ellas nadie se acuerda, a nadie le gusta hablar, pero están ahí y existen. También por ellas tomamos la calle, también a ellas les ponemos voz. En una provincia como la nuestra, muy envejecida, con una gran dispersión geográfica y un importante ámbito rural, la pobreza tiene cara de mujer, más concretamente de señora mayor y viuda que cobra una pensión paupérrima.
Las mujeres del ámbito rural en Zamora tienen limitados los accesos a los, ya de por si escasos recursos y servicios, con los que contamos en general. Seguimos teniendo un enorme déficit en nuestras comunicaciones, tanto en redes
como en transportes, que acerque los servicios y los recursos a los pueblos. Se ha precarizado, aún más si cabe, y teniendo como excusa la pandemia, la atención primaria en el ámbito rural, lo cual pone en riesgo nuestra salud y nuestras vidas. Es de sobra conocido, que las mujeres mayores de 60 años que sufren violencia y maltrato tienen muchas más dificultades para reconocerla y para pedir ayuda, que perviven durante mucho más tiempo en esas relaciones, si además viven en un mundo rural donde los servicios son escasos, las dificultades para salir de esas relaciones serán aún mayores.
Sabemos por experiencia, pues se ha evidenciado en todas las crisis económicas que hemos sufrido en los últimos años, que en la crisis que vivimos derivada de la COVID19, las mujeres tendremos más dificultades para acceder, mantenernos y mejorar en el empleo...
Ojalá no tuviéramos motivos para salir el 8M. Pero, es evidente que los tenemos y por tanto, es perfectamente legítimo que tomemos la calle. Y la tomaremos pese a quien pese, y nos llamen lo que nos llamen. Nada nuevo, por cierto, que ya nos lo sabemos, ni si quiera para eso han sido originales.
El discurso rancio y misógino de que las mujeres somos responsables de todos los males que asolan a la humanidad es tan antiguo como Eva y Pandora, tan recurrente que millones de mujeres (aquellas que eran libres y no se sometían) han sido, a lo largo de los siglos, acusadas de brujería y asesinadas de las formas más atroces, bien porque un desastre natural
acababa con las cosechas, bien porque una nueva peste diezmaba la población... O tachadas de locas e histéricas como las sufragistas por que se "atrevieron" a reclamar su derecho a tener voz, a formar plenamente parte de la sociedad en la que vivían.
Lo que rechina es que se siga usando, que no salga de ojo, que haya quien se lo trague... revísense el "puntito" misógino.
Ya no pueden silenciarnos, ya no pueden decirnos lo que podemos o no podemos hacer. POR NOSOTRAS, POR TODAS MUJERES UNIDAS EN LUCHA FEMINISTA