Hasta siempre Hotel Villaralbo

Hotel Villaralbo
Tras casi 3 años de funcionamiento el Hotel el Viso en Villaralbo dice adiós a la historia de los ucranianos que tuvieron su primera residencia en la provincia de Zamora tras su salida de Ucrania entre marzo y abril de 2021.

La Ong Acción Norte trajo a esta provincia más de 130 ucranianos que huían de un conflicto que se esperaba terminara ( eso pensaba Putin) en menos de un mes y tres años después sigue siendo una lacra para la inteligencia de los gobiernos a cuenta de la locura de un energúmeno llamado Vladimir Putin sigue exisitiendo.

Todo el mundo se volcó al inicio con estas mujeres y niños que pudieron tener un hogar en Villaralbo al igual que lo hicieron en Benavente, Sanabria, o Fermoselle como primeros asentamientos de los refugiados. Muchos medios de comunicación se hicieron eco de este especial hotel que acogió en su mayoría mujeres y niños ucranianos que escapaban de sus ciudades en guerra.

Más de siete millones de ucranianos abandonaron un país en guerra que entre drones, bombardeos, e incursiones en un territorio soberano, han devastado el país que es el granero de Europa y de parte del mundo que sigue sufriendo los avatares de un loco.

La llegada de los primeros refugiados tuvo también a una asociación cuyo nombre era, "Villaralbo con Ucrania" como protagonista ya que varios voluntarios y voluntarias ayudaron a la manutención de los recién llegados, que fueron acogidos por el pueblo y su Ayuntamiento, brindándoles protección y sustento. Hasta 27 personas se alojaron en un hotel que en los primeros meses vio como pasaban por él madres, hijas, abuelas y también algún que otro hombre. Familias que se rompían debido a la barbarie rusa y que hoy sigue teniendo un protagonismo atroz en las incursiones de Putin en una Ucrania que ya tenía una guerra en Luganks y en Donesk desde hacía 10 años. La anexión de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia a Rusia es el proceso de incorporación de las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, y los óblasts de Jersón y Zaporiyia cuatro óblast (regiones) de Ucrania parcialmente ocupadas durante la invasión rusa en esta guerra que no parece tener fin.

De esas zonas son varios de los refugiados que vivieron en Villaralbo en un principio, ahora cerca de 3 años después, y tras muchas vicisitudes el hotel se cierra y queda en un olvido que podría ser el que dejara el fin de una guerra, pero que aún tendrá mucho recorrido en la historia de Europa y del mundo. Danilo, Ana, Katia, Vica, Ilia, Vova Malinky. Julia, Sasha, Alina, Elina, Olga, Natalia, y decenas de nombres que han quedado en las calles de Villaralbo, en el colegio Nuestra Señora de la Paz o Villapaz como llaman al centro, que contrariedad, un colegio que sirve aún de baluarte para una palabra que en la cabeza de los ucranianos tiene un motivo más importante que el de la misma vida.

Decenas de historias de familias que por miedo a que sus pequeños murieran en un bombardeo se embarcaron en una aventura en la que muchos se han quedado para convivir entre nosotros, pero siempre con la vista puesta en su UCRAINA...como ellos dicen y en la necesidad del retorno.

Al principio muchos problemas para poder documentar a todos los que llegaron, doscientos cuarenta y nueve en el primer año de la guerra se asentaron en Zamora y provincia. Desde Acción Norte y también con varias incursiones de zamoranos que intentaron traer a la provincia de decenas de mujeres y niños para ayudarlos en la desesperada salida de su país en guerra. Más de 3.000 kilómetros hasta la frontera con Polonia donde las aduanas escupían refugiados con tránsito hasta los países de una Europa día tras día así durante meses y aún continúa la sangría.

Los primeros meses fueron de locura y miles de ucranianos se enrolaron en el ejército, muchos padres que iban a luchar, enviaron a sus familias a Europa, y España fue uno de los países que aún estando lejos mostró una solidaridad y una ayuda que aún se sigue prestando.

Europa ayudó en un principio de forma lógica y con un afán claro de proteger a las futuras generaciones de ucranianos exiliados a cuenta de una guerra estúpida como todas las guerras. Pero ahora ya todo es un problema, ya todo es cuestión de intereses económicos.

Pero decenas de muertos se siguen viendo a diario en los telediarios, el desgaste de la población y la falta de combatientes es la realidad de un país roto por la guerra, en las ciudades quedan muy pocos hombres y la nueva campaña de Zelenski, que es un gran vendedor de su país quiere llevar a otros 160.000 soldados al frente para reponer a los más que cansados valientes ucranianos es algo que vuelve a estar en la mente de todos. El presidente ha buscado alianzas por todo el mundo, tres años de guerra, miles de muertos, millones de desplazados han llevado a quebrar un país que tiene una historia guerrera y de conflicto constante.

Desde los cosacos, primigenios ucranianos, y pasando por una segunda guerra mundial o una hambruna que devastó su población por culpa del yugo ruso, los ucranianos han luchado siempre por su identidad. Su fuerza está en su tesón y en la necesidad de aún con sus distancias y bastos territorios en darse a conocer al mundo por su profesionalidad en lo que hacen y también por su agricultura que sigue siendo crucial en todo el mundo. Gente trabajadora, con mucho que enseñar y que dar.

El país que visto desde el interior es una maravilla y digno de visitar, está roto en sus infraestructuras más importantes y las comunicaciones vía carretera son complicadas, el tren es el referente, pero siempre bajo la amenazante mirada de un Putin que con sus drones y artillería podrían destrozar los suministros y las producciones agrícolas de los ucranianos en cualquier momento. El invierno volverá a ser muy duro para los que resisten en los territorios ocupados y también para la linea del frente que se extiende por una frontera que no para de enterrar soldados y que nunca sabremos el número, ni de un lado ni de otro.

El Hotel Villaralbo se cierra pero aún quedan aquí en Zamora y provincia más de 150 ucranianos que no pueden volver a su país, o bien porque la maza rusa ha destrozado sus casas o por el temor a los bombardeos y locura de un Putin que sigue pasándose por el arco del triunfo todos los bloqueos y las consignas de una ONU y una Europa que además se ha contagiado de una crisis sin precedentes desestabilizada por la guerra.

El mundo con este conflicto es menos mundo, pero no solo este es el más complicado en su resolución, sino que hay otros 60 conflictos en este orbe de desastre y exterminio cainita.

Los refugiados muchos se quedarán ya en España como ciudadanos acogidos por una guerra que nunca debió suceder. Al culpable lo conocemos, a los ucranianos también, no hace falta juzgar sino utilizar el sentido común para tener claro que en una guerra los que pierden son los de siempre, la población civil y sobre todo los niños y niñas de una Ucrania que tendrá para siempre una generación perdida, pero no todo será muerte y desolación, algún dia podremos gritar con ellos: Slava Ukrayini! Heróyam slava! Gloria a Ucrania!»  «¡Gloria a los héroes!».