Un respiro de Navidad en un hospital de Zamora sobrecargado

Papa Noel en sillón y árbol de Navidad
Entre guardias y una huelga médica abierta, el personal del Hospital Virgen de la Concha humaniza los pasillos con adornos que alivian, aunque sea por un instante, la rutina del día a día de los pacientes ingresados

En el Hospital Virgen de la Concha, donde estos días la huelga de médicos marca el ritmo de una plantilla desbordada, la Navidad ha encontrado un pequeño hueco para colarse entre turnos prolongados y habitaciones ocupadas. No llega con estridencias ni con luces espectaculares. Llega en forma de detalle, de gesto espontáneo, de esfuerzo añadido por parte de quienes, pese al cansancio, han decidido regalar un instante de alivio a pacientes y compañeros.

Los pasillos, habitualmente dominados por el trasiego continuo de personal y camillas, muestran ahora una "postal" distinta. En una de las plantas, un Papá Noel, sentado en uno de esos sillones con ruedas donde intentan descansar los familiares de los pacientes ingresados, sosteniendo en sus rodillas regalos, recibe a quienes entran con una mezcla de humor y ternura. No hay ironía; hay complicidad. Como si el propio Santa Claus también necesitara este año un respiro.

En otra planta, un Nacimiento cuidadosamente dispuesto recuerda, sin grandilocuencias, que incluso en los espacios más funcionales hay lugar para la calma y la simbología. Más adelante, un árbol sin iluminar, donde se mezclan los buenos deseos, la gratitud y la esperanza de que los días que vienen sean mejores que los que quedan atrás. Y en cada control de enfermería, pequeños adornos, cintas y figuras improvisadas rompen la monotonía del blanco hospitalario.

Nacimiento y adornos navideños en una de las plantas

No ha debido ser fácil encontrar ánimo para decorar. Pero precisamente por eso resultaba imprescindible. No se trata de disimular lo evidente, sino de recordar, en mitad del esfuerzo colectivo, que todavía hay espacio para la sonrisa breve, para el gesto amable, para la sensación de que el hospital es también un lugar donde se sostiene la vida en todas sus formas.

En estos días en los que los profesionales luchan por atender a más pacientes de los que deberían, los adornos no son un simple adorno: son un ancla emocional. Un recordatorio silencioso de que incluso en un hospital "fatigado", la Navidad puede ser un hilo del que tirar para no perder del todo el ánimo.

Árbol de Navidad que adorna otra planta

Porque, a falta de descanso, siempre queda la dignidad de quienes transforman un pasillo frío en un pequeño refugio. Y eso, en un diciembre como este, vale tanto como una guardia bien cubierta.