Parada exprés en Zamora: El tren apenas se detiene y deja a una docena de pasajeros sin poder bajar
Una nueva situación insólita con los trenes vuelve a sacudir Zamora. Esta vez, al menos una docena de pasajeros no pudo bajarse en la estación de la capital porque el convoy apenas llegó a detenerse. Este viernes 20 de junio, el tren, según los testigos, realizó una parada de apenas unos segundos antes de reemprender la marcha, sin dar tiempo a que los viajeros descendieran. “No llegamos ni a ver abrirse las puertas”, relata uno de los afectados.
El episodio ha desatado una fuerte oleada de críticas entre usuarios y colectivos ciudadanos, que denuncian lo que consideran un nuevo paso en el progresivo deterioro del servicio ferroviario en la provincia. Las acusaciones apuntan directamente a Renfe y, en segundo plano, a Adif, a quienes se reprocha un trato “despectivo” hacia Zamora y su papel en el mapa ferroviario nacional.
Este último incidente se suma a una serie de decisiones controvertidas, como la supresión de paradas en estaciones como Puebla de Sanabria, o los crecientes recortes en servicios y frecuencias. Todo ello ha alimentado la sospecha de un desmantelamiento silencioso de la línea que conecta Zamora con Madrid y Galicia, en plena red de alta velocidad.
Para algunos ciudadanos y plataformas de defensa del tren, lo ocurrido no es fruto de la casualidad. “No es un fallo técnico, es una política deliberada”, sostienen. Reclaman explicaciones claras y urgentes tanto a Renfe como a Adif, y exigen que se asuman responsabilidades. “Esto es un insulto a los viajeros, a los contribuyentes y a toda la provincia”, lamentan.
Las dudas van más allá de lo meramente operativo: hay quienes plantean interrogantes más incómodos sobre si existe un interés real en dejar caer la estación de Zamora o si detrás del abandono progresivo del servicio podrían esconderse otras razones, como posibles investigaciones abiertas por presuntas irregularidades en la gestión ferroviaria.
Sea por negligencia o estrategia, el malestar crece. La paciencia se agota y desde varios frentes ya se habla de movilización social. “Si no levantamos la voz ahora, nos dejan sin tren mañana”, advierten. Porque lo que está en juego no es solo una parada: es el futuro de un territorio que ve cómo sus infraestructuras públicas desaparecen mientras se multiplica el discurso de la lucha contra la despoblación.