Monseñor Fernando Valera convocó a la comunidad diocesana en la S.I. Catedral para una profunda meditación cuaresmal. Inspirado en los capítulos 18 y 19 del Evangelio de Juan, invitó a compartir la vida y el dolor de Jesús, destacando que "lo que más nos cuesta integrar es el sufrimiento, no la alegría". La Semana Santa se aproxima, y el obispo animó a ver en ella un espejo para descubrir que Jesús cargó con nuestros dolores, convirtiendo nuestras heridas en las suyas.
Durante la reflexión, Monseñor Valera identificó tres momentos para la contemplación en este tiempo de Cuaresma. Primero, instó a los presentes a reflexionar sobre la figura de Jesús golpeado y con la corona de espinas, simbolizando el sufrimiento humano. Luego, invitó a contemplar el Camino de la Cruz, destacando la importancia de la compasión genuina hacia los demás. Por último, se centró en la crucifixión, recordando que Jesús es el camino, la verdad y la vida.
La jornada concluyó con la exposición del Santísimo y la celebración de la eucaristía. Monseñor Valera anunció además la intención de ofrecer una semana completa de meditación cuaresmal el próximo curso, subrayando la importancia espiritual de este tiempo litúrgico. Enfatizó que, si bien es crucial prepararse materialmente para la Semana Santa, no se debe descuidar el sentido espiritual de la Cuaresma como tiempo de meditación y compromiso.