La magia de Zamora a través de la mirada de Antonio Pedrero

Antonio Pedrero. Zamora en la mirada2

Desde sus primeros trazos en la infancia, influenciado por las tradiciones locales, hasta sus estudios de arte en Madrid ha dejado una marca indeleble en la comunidad artística y cultural de la ciudad

A lo largo de los años, este zamorano de renombre ha alternado entre la pintura y la escultura, explorando diferentes expresiones artísticas para plasmar su visión única

El Museo de Zamora se convierte en el epicentro del arte con la exposición ‘Antonio Pedrero. Zamora en la mirada’, una muestra que promete cautivar al público hasta el 16 de junio. La muestra, descrita como “emocionante”, acoge la destreza de un autor “reconocido y querido tanto a nivel local como nacional”, según ha apuntado por la delegada territorial, Leticia García.

La obra de Pedrero ofrece un retrato integral de la capital, explorando sus personajes, costumbres y paisajes. Con una sensibilidad única, convierte la ciudad en un territorio de afectos que conecta corazones. Sus pinturas, impregnadas de referencias culturales y literarias, se presentan atemporales, reconfortantes y plenas de serena felicidad.

Antonio Pedrero. Zamora en la mirada

Nacido en 1939 en Zamora, Pedrero ha dedicado su vida profesional a esta tierra que lo vio crecer. Desde sus primeros trazos en la infancia, influenciado por las tradiciones locales, hasta sus estudios en arte en Madrid y su regreso a la capital como un pintor desconocido, ha dejado una marca indeleble en la comunidad artística y cultural de la ciudad.

A lo largo de los años, este zamorano de renombre ha alternado entre la pintura y la escultura, explorando diferentes expresiones artísticas para plasmar su visión única del mundo. Su estilo figurativo, con toques de abstracción, ha sido elogiado por críticos nacionales y locales, quienes destacan su capacidad para capturar la esencia de Zamora con una sensibilidad sin igual.

Su legado trasciende sus obras, llegando al corazón de quienes admiran su arte. Así, ha agradecido al museo zamorano “la calidez” con la que acoge sus creaciones y que refleja el profundo amor que siente por su ciudad natal. Unas miradas que “son un reflejo de su conexión emocional desde la infancia hasta la madurez”, una conexión que continúa inspirando a generaciones futuras.

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