Los servicios sociales trataron en Zamora 13 casos de violencia filio-parental

El Consejo Consultivo de Castilla y León acoge las jornadas sobre violencia filio-parental, con carácter nacional y que tiene como objetivo identificar los casos de este tipo de violencia en aumento y que forma parte de la intervención eduucativa sobre estos sucesos.

Junto a los Menesianos y la Sociedad Española para el Estudio de la Violencia Filio-Parental, desde la Junta de Castilla y León consideran que es un "acierto" celebrar jornadas de este tipo ya que se trata de "un problema social que emerge". Los datos muestran que est tipo de violencia aumenta un 12%, según los datos de sentencias judiciales, sin embargo, las cifras de los servicios sociales "van más allá" y ofrecen que fueron 120 casos los que se trataron en los últimos meses. De esos 120, según los servicios sociales, 13 fueron en Zamora.

La Junta, en febrero de este mismo año, puso en marcha un plan con cuatro años vista para seguir tres pasos con el objetivo de evitar la violencia filio-parental, prevención, formación e intervención educativa, es decir, tratar conductas de violencia. En estos planes la Junta ha intervenido en 84 menores y en 118 padres.

Según Roberto Pereira, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Violencia Filio-Parental, los datos están "sesgados", precisamente porque solo llegan los de las sentencias judiciales, pero el propio presidente cree que hay muchos más. El 12% que se da en casos de menores entre 13 y 18 años son de violencia psicológica, que incluye chantajes, gritos o amenazas, mientras que el 3,2% es de violencia física. 

En Castilla y León se dieron 12.500 casos de un tipo de violencia "que es del siglo XXI, desde 2003 se empezó a tener en cuenta este tipo de violencia". Pereira aseguraba que los recursos "no son suficientes" y pedía nuevos mecanismos para paliar este tipo de daño, ya que los empleados en otro tipo de violencia no se pueden ejercer en la filio-parental. 

El presidente pedía a los padres que "no se avergüencen" y acudan a pedir ayuda porque "no van a ser los únicos", señalaba Roberto Pereira. Añadía que los procesos de intervención son complejos porque, además de las actividades educativas, también incluyen terapias psicoterapeutas, además de que al juzgado solo llegan las consecuencias de la violencia física, por lo que acudir a pedir ayuda tratándose de violencia psicológica es fundamental. 

Una de las consecuencias, aunque no de forma generalizada, de la violencia filio-parental es que en un futuro el menor pueda convertirse también en un maltratador ya que su educación se ejerció por medio de la violencia.