“No gitanos, ni extranjeros, ni rezar”: el piso de alquiler que retrata lo peor del mercado inmobiliario de Zamora

anuncio inmobiliario
Discriminación, normas abusivas y 8 metros cuadrados por 315 euros. Así es el anuncio viral que pone en evidencia la falta de regulación y el descontrol en los alquileres.

Hay anuncios de alquiler que se explican solos. Y luego está este. Por 315 euros al mes, puedes acceder a una habitación de 8 metros cuadrados con cama grande, agua, electricidad… pero sin calefacción, sin wifi, sin televisión y sin dignidad.

El resto lo deja bien claro el texto: se puede fumar, pero no rezar, hacer visitas, escuchar música, tener amigos, ser extranjero, gitano o haber pasado por la cárcel.

El anuncio, que circula en plataformas de compraventa y ha generado una oleada de indignación en redes sociales, no es un mal chiste ni una parodia de distopía social. Es un ejemplo real del nivel de control, arbitrariedad y xenofobia al que algunos propietarios someten a los inquilinos en un mercado cada vez más desregulado.

315 euros por una celda con condiciones medievales

La oferta incluye una habitación de 8 m² por 315 €, con un “plus” si se quiere compartir con un menor, en cuyo caso sube a 375 €. No hay calefacción (“termo eléctrico”, dice), ni tele, ni internet. Lo que sí hay son normas, muchas normas: no se puede rezar, no se pueden tener visitas salvo “apalabradas”, no se permite fumar, ni fiestas, ni siquiera usar otra cama si uno “es mayor”.

Entre las perlas del anuncio destaca esta joya de ilegalidad:
“NO GITANOS, NI EXTRANJEROS, NI GENTE SALIDA DE CENTROS O CÁRCEL”, una frase que vulnera de forma flagrante la Constitución Española, la Ley de Igualdad de Trato y el más básico sentido común.

Un reflejo de lo que está mal

El anuncio no solo ofende, retrata con nitidez lo que ocurre cuando no hay control ni límites: habitaciones que rozan la insalubridad, reglas que vulneran derechos fundamentales, cláusulas imposibles de cumplir, fianzas desproporcionadas y contratos camuflados “para pasar a cámara pero legal”, como si el marco legal fuese un obstáculo a sortear en lugar de una protección.

¿Y la solución?

La proliferación de este tipo de alquileres no es un caso aislado. Muchos jóvenes, personas vulnerables o familias con pocos recursos se ven obligados a aceptar condiciones abusivas por la falta de alternativas dignas y asequibles. Y mientras los precios suben, la ley va por detrás.

Hace falta más inspección, más denuncias, más regulación, pero también más conciencia colectiva. Porque quien alquila así no ofrece un techo, sino una humillación disfrazada de habitación.

Regulación, educación y dignidad SI por favor, esto es algo incalificable.

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