Doce campanadas para el Mercado: la carpa de La Marina vuelve a adelantar el fin de año en Zamora

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Por segundo año consecutivo, industriales y clientes del Mercado de Abastos se reúnen en la carpa provisional de la plaza de La Marina para celebrar una Nochevieja anticipada entre uvas, música y baile

El frío no fue excusa y la niebla, que durante buena parte de la jornada envolvió la ciudad, terminó por levantar justo a tiempo. Como si Zamora supiera que tocaba celebrar. Por segundo año consecutivo, la carpa provisional que acoge al Mercado de Abastos en la plaza de La Marina se convirtió en punto de encuentro de industriales y clientes para adelantar las doce campanadas y despedir el año de una forma distinta, cercana y ya casi tradicional.

La escena se repite y empieza a consolidarse: puestos cerrados, mostrador reconvertido en barra a la puerta de la instalación industrial, corrillos de vecinos, comerciantes y habituales del mercado compartiendo risas, uvas y copas de champán. A las puertas de la Nochevieja oficial, el Mercado volvió a demostrar que sigue siendo algo más que un espacio de compra: es un lugar de convivencia y de vida social.

La música del DJ Fausto puso ritmo a un mediodía gélido pero animado, en la que no faltaron los bailes ni el buen humor. Con las uvas repartidas y las copas en alto, las campanadas sonaron antes de tiempo, pero con la misma ilusión de cada 31 de diciembre a las doce de la noche. Un gesto simbólico que permitió a muchos celebrar sin prisas, sin formalidades y con el calor humano que caracteriza a este recinto histórico de la ciudad.

No es la primera vez que el Mercado de Abastos apuesta por este tipo de iniciativas para estrechar lazos con su clientela. En años anteriores ya se habían ensayado encuentros festivos, pero la celebración de las campanadas anticipadas en la carpa de La Marina comienza a tomar cuerpo como una cita fija en el calendario navideño zamorano.

Entre el vaho de las copas, la música y los abrazos adelantados, el mercado volvió a reivindicar su papel como corazón cotidiano de Zamora. Un espacio que, incluso en una ubicación provisional, sigue siendo refugio frente al frío y escenario de pequeñas tradiciones que nacen casi sin darse cuenta. Porque en La Marina, una vez más, el año terminó antes… y empezó con buen pie.