La plataforma climática Zamora convoca una concentración en la Plaza Castilla y León el viernes 19 de Marzo a las 18:00 horas para denunciar la inacción de los gobiernos frente a la Emergencia Climática.
Esta vez, todos los países se enfrentan también a una gravísima crisis sanitaria que sacude el globo, consecuencia directa de la pérdida de biodiversidad y de un proceso de globalización que no conoce límites.
Según las naciones unidas la falta de ambición en los compromisos de los países lleva hacia un aumento de la temperatura global muy por encima de los 3 °C, lo que provocaría consecuencias catastróficas para las sociedades humanas y los ecosistemas.
Con más de 700 municipios de todo el planeta convocados y decenas en todo el territorio español, las voces de las jóvenes se vuelven a escuchar por doquier, para transmitir la rabia y el hartazgo que siente gran parte de una generación ante la inacción política ante tantas problemáticas que exigen una acción firme e inmediata.
La crisis climática enturbia el futuro de la juventud a nivel internacional, poniendo "una espada de Damocles sobre la cabeza de las nuevas generaciones", según portavoces de la Juventud por el Clima. A esto se suma, en el Estado español, la precarización de los sectores más jóvenes de la población, con un 40% de paro entre los menores de 25 años.
Esto genera una sensación no ya de vivir, sino de sobrevivir, insostenible para muchas personas, así como una salud mental debilitada. La pandemia de la COVID–19 ha llevado hasta el extremo esta realidad precaria. Ante el futuro que se plantea apenas hay espacio para el optimismo. "Pocos motivos quedan para seguir creyendo en unas maneras de hacer, de vivir y de convivir que lejos de construir, destruyen", declaran.
Esta precariedad, estas dificultades, se viven y sienten de manera mucho más intensa por los colectivos más vulnerables e históricamente maltratados. Las mujeres, especialmente aquellas más empobrecidas, disidentes, trans, defensoras y del Sur global son quienes sufren en mayor medida las consecuencias del actual modelo productivista. El hecho de que la humanidad esté en deuda constante, tanto ecológica como con tantos colectivos, obliga a pensar en un obligado cambio de raíz, priorizando y convirtiendo en cotidiano los cuidados, el afecto y lo común.