Muchos aprovechan el fin de semana para desplazarse y conocer otros territorios. Zamora es una ciudad rica en historia y encanto, con calles empedradas y un gran patrimonio arquitectónico que deja boquiabierto a los turistas. Una visita exprés algunos hacen para conocer la esencia de la capital y en la que, por supuesto, no quieren dejar nada por hacer.
El tesoro arquitectónico de Zamora es su Catedral. Una obra maestra arquitectónica que se alza como un símbolo de la ciudad. Un edificio románico que alberga numerosos tesoros. También el Castillo, una fortaleza con vistas de una Zamora única. Un recurso turístico que ha resistido el paso de los siglos.
La Plaza Mayor es el corazón vibrante de la capital. Rodeada de cafés y restaurantes, es perfecta para disfrutar de una pausa con encanto. Un lugar para sentarse y observar los dos ayuntamientos con los que cuenta; el nuevo y el viejo, así como la iglesia de San Juan de Puerta Nueva que se alza en el centro.
Una parte fundamental para conocer la ciudad es la gastronomía que puede disfrutarse a través de las rutas de las tapas. Los bares y restaurantes locales ofrecen una variedad de delicias culinarias. Para conocer más sobre la vida y la cultura de la región, se puede visitar el Museo Etnográfico de Castilla y León o el Museo de Zamora.
El broche final a una visita exprés debe ponerse en el Mirador del Troncoso. Desde este punto, se puede disfrutar de vistas impresionantes de Zamora y sus alrededores. Los atardeceres desde este mirador son particularmente mágicos, proporcionando el cierre perfecto para un fin de semana lleno de descubrimientos.