Alberto Durán vela armas

Alberto Durán el miércoles en La Ermita, en Salamanca (Fotos: Arturo Delgado)

El diestro de Villamor de los Escuderos ha intensificado en los últimos meses su preparación en el campo y mostró sus buenas maneras con un toro a puerta cerrada en la finca de La Ermita.

Faltan apenas 24 horas para que Alberto Durán realice el paseíllo en su tierra en lo que supone su primer compromiso de la temporada. Como los antiguos caballeros antes de ser ordenados, el toreo zamorano vela armas a la espera de reencontrarse mañana con la afición de la tierra en una tarde en la que está acartelado con Fernando Robleño y Juan del Álamo, dos de los que arrean, con un encierro del Conde de Mayalde.

El diestro de Villamor de los Escuderos ha intensificado su preparación de cara al compromiso en la tierra, cuando se cumplen dos años de su alternativa. Fue la plaza de Zamora la que le sacó en hombros ese día con que todo torero sueña y es la que siempre le espera, consciente de que su torero atesora verdad y pureza aunque su nombre no se escriba en letras grandes en los carteles de las grandes ferias. Zamora sabe que hay torero y por eso quiere ver a Alberto Durán en su feria de San Pedro.

Ya recuperado de un leve percance sufrido hace un mes, Alberto Durán acudía el miércoles a la finca salmantina de La Ermita, del ganadero zamorano Jaime García, donde mató a un toro a puerta cerrada, en presencia de su apoderado, Carlos Carrillo, y de algunos miembros de su peña, que se desplazaron a Salamanca y pudieron disfrutar con algunos pasajes de regusto del torero.

El día no acompañaba. En el camino desde Zamora hasta el cruce de La Fuente de San Esteban, una fuerte tormenta anunciaba una tarde pasada por agua. El campo olía a tierra mojada, como sólo huele los días de tormenta, bendito olor. Pero el cielo era un toro inesperado a lidiar sin que nadie lo hubiera invitado y la lluvia y el viento hicieron acto de presencia, lo que dificultó al diestro redondear su actuación con un toro que quería irse pero que tuvo nobleza.

El toro, de los Herederos de Juan José Cano, encaste Núñez era un animal incierto de salida y aquerenciado, aunque terminó metido en la muleta de Durán, que a base de insistir pudo cuajar buenas series por el pitón derecho llevándolo largo y templado, con algunos muletazos de extraordinaria factura.

Especialmente grata fue su actitud segura con la espada, esta vez certera, ya que los aceros han privado al único torero en activo zamorano de mayores triunfos, en unas temporadas duras por el escaso número de compromisos. No es fácil dedicarse en cuerpo y alma a perseguir un sueño, pero el torero no flaquea.

Alberto Durán lleva el toreo dentro.Vive por y para él y espera paciente su oportunidad. La de mañana puede ser una corrida que de impulso a su carrera si los toros le permiten expresar lo que lleva, lo que fluye por sus venas, su forma de entender y desarrollar el toreo según los cánones más clásicos. Un torero sobrio y puro de excelente trazo con el capote y de regusto para el aficionado cabal.

Los zamoranos tienen mañana una cita con Alberto Durán. Mañana puede ser el día en que el silencio y la soledad del campo den sus frutos en la plaza, su plaza.

Mientras, el torero vela armas como un caballero en vísperas de ser ordenado. En los corrales de la plaza, al otro lado de la puerta de toriles, muy cerca de la arena, le espera bajo el nombre de dos toros bravos, su particular batalla.

Galería de fotos (Arturo Delgado)