Cuando Zamora era la tierra de las oportunidades
Zamora tenía porvenir. Eso decían los mensajes publicitarios de la época. Se proyectaba el ferrocarril Zamora-Coruña y la ciudad dejaba espacio para las inversiones empresariales. A ello se unía la "inmensa riqueza" que suponen los grandes saltos de agua que la rodean, hoy casi todos sin pobladores y algunos, como el de Castro, vandalizado y vendido a un constructor toledano.
Así se anunciaba un negocio a finales de los años 50 con la imagen del edificio "más comercial y céntrico", en plena calle Santa Clara, y con la leyenda del "gran porvenir" que le esperaba a Zamora. Hoy, ese local sigue albergando una tienda de calzados: Trecce Zapatos.
La línea Zamora-La Coruña tiene 453 kilómetros de longitud y fue abierta al tráfico en su totalidad por Renfe en 1958 tras unas largas y complejas obras que duraron más de treinta años.
Sesenta y cuatro años después este corredor se ha convertido en la Línea de Alta Velocidad Zamora-Galicia y la provincia se coloca a la cabeza de despoblación y envejecimiento. La capital supera por poco los 60.000 habitantes, los jóvenes se ven obligados a emigrar y las principales arterias comerciales "cuelgan" el cartel de "Se Alquila" o "Se vende". En seis décadas, Zamora ha dejado de ser la tierra de las oportunidades, si alguna vez lo fue.