“No podemos seguir así”: Los trabajadores de cocina de la Residencia Virgen del Canto denuncian una situación insostenible

Residencia Virgen del Canto de Toro
Los trabajadores de la cocina de la Residencia Virgen del Canto, en Toro, han decidido romper su silencio y denunciar públicamente lo que califican como una “situación insostenible” en las instalaciones del centro

Los trabajadores de la cocina de la Residencia Virgen del Canto, en Toro, han decidido romper su silencio y denunciar públicamente lo que califican como una “situación insostenible” en las instalaciones del centro, especialmente en las cámaras frigoríficas, que ya fueron objeto de una inspección y advertencia formal por parte de Sanidad.

El foco principal de la denuncia se sitúa en las cámaras de conservación de alimentos, cuyo deterioro ha sido calificado como “grave” por los propios empleados, de echo la JCYL decidió clausurar las cámaras por su estado. “Están viejas, oxidadas, con techos cubiertos de moho y sin condiciones para almacenar alimentos destinados a personas mayores”, afirman los trabajadores, que aseguran haber tomado medidas provisionales, como la colocación de plásticos para evitar que el agua contaminada caiga sobre los productos.

A pesar de la advertencia sanitaria emitida hace meses, la situación no ha cambiado. “Se nos prometió una sustitución inmediata de las cámaras, pero a día de hoy lo que han llegado son cámaras de dos metros de alto, neveras en definitiva que se presupuestaron y si las tenemos pero las condiciones siguen siendo lamentables". Para los empleados, el riesgo que esto supone para la salud de los residentes es inasumible: “No podemos seguir así, está en juego la seguridad alimentaria de nuestros mayores”.

Riesgo de contaminación cruzada
A los problemas estructurales se suma, según explican, una desorganización interna que vulnera las recomendaciones sanitarias más básicas. El ir y venir continuo del personal entre cocina y office, así como la falta de separación entre espacios, contribuyen a un riesgo claro de contaminación cruzada. “Una cocina debería funcionar como un quirófano: limpia, con protocolos definidos y sin interferencias”, subrayan.

Actualmente, los operarios de cocina compaginan tareas en distintos espacios: sirven desayunos, montan comedores, lavan la vajilla en el office, preparan fruta, ensaladas, y fregon los utensilios. Una dinámica que, aseguran, multiplica el riesgo sanitario y desborda al personal. “Todo este trasiego está prohibido por Sanidad. Y sin embargo, aquí es la norma”.

“No se cumple la ratio de personal”
La denuncia también pone sobre la mesa una supuesta manipulación del concepto de ratio laboral. “Nos dicen que se cumple la ratio, pero eso solo sería creíble si trabajáramos en la cocina más grande del mundo. Porque aquí la cocina también es office y comedor. Y además, se suma el servicio en las plantas donde residen los más dependientes”, argumentan.

Los empleados insisten en que una solución sencilla y eficaz sería recuperar la separación entre cocina y office, tal y como funcionaba años atrás. “No supone un gasto extraordinario. Solo hace falta voluntad”, reclaman, al tiempo que critican la tendencia a “recortar siempre por abajo, en quienes más tareas asumen y menos visibilidad tienen”.

Llamamiento a Diputación y dirección
La denuncia pública va dirigida tanto al equipo directivo de la residencia como a la Diputación de Zamora, a quienes acusan de “pasividad” tras meses de advertencias y promesas incumplidas. “Seguimos en el mismo punto. No se ha movido nada. Y los mayores siguen siendo atendidos con medios obsoletos y sin garantías”.

Con este paso adelante, los trabajadores esperan que su voz sirva para visibilizar una problemática que no solo afecta a su entorno laboral, sino que compromete directamente la salud y el bienestar de los usuarios del centro. “Queremos trabajar con dignidad. Pero, sobre todo, queremos cuidar como se merecen a quienes ya lo han dado todo en la vida”, concluyen.