Lamentos de bombardino acompañan al crucificado
Entre el respetuoso silencio que cada noche de Lunes Santo acompaña al Cristo del Amparo durante su procesión por diversas calles de la ciudad de Toro se dejaba oír el lamento, triste, pausado, rítmico, del bombardino, unido en ocasiones al golpeteo de las matracas. Sonidos propios y característicos del discurrir de esta procesión, sobria y solemne, organizada por la Real Cofradía del Santísimo Cristo del Amparo.
Sin embargo, antes de que diese comienzo este desfile procesional por las calles, la iglesia de Santa María de Arbas acogió uno de los actos singulares de la Pasión toresana, el tradicional canto penitencial del Miserere, interpretado por el Coro Parroquial de la Trinidad. Además, antes de que diese comienzo la procesión, la Hermandad dio entrada oficialmente a una nueva cofrade con una sencilla ceremonia frente a la imagen del Cristo del Amparo.
La Real Cofradía del Cristo del Amparo procesiona la noche de Lunes Santo desde el año 1991, y una de sus características es que los hermanos no visten la habitual túnica con capuchón, sino que van ataviados con traje oscuro y la tradicional capa castellana sobre los hombros, aunque los cargadores del paso procesional no visten esta capa. Además, portan faroles de forja con los que van iluminando el recorrido, lo que se convierte también en un elemento distintivo de esta procesión. Por otro lado, durante todo el desfile por las diversas calles de la localidad toresana el silencio se convierte en parte esencial de la procesión, aunque roto en ocasiones por el triste sonido del bombardino y el golpetear de las matracas.
Por lo que respecta al Crucificado, la imagen del Cristo del Amparo es una impresionante talla que data del siglo XVI y que pertenece a la Escuela Renacentista. Está realizada en madera de nogal estucada y policromada, y, aunque se desconoce su autoría, hay quienes consideran que podría pertenecer a la Escuela de Juan de Juni o a la familia toresana de los Tomé. Esta imagen se encuentra en un retablo en la iglesia de la Trinidad, pero es trasladada al templo de Santa María de Arbas para iniciar su procesión desde esta iglesia.