Los cuatro primeros días de la Fiesta de la Vendimia han mostrado la recuperación de la tradición tras un 2020 en blanco y con la única ausencia destacado del desfile de carros, lo que no ha espantado a los visitantes que han llenado las calles toresanas, animados por el buen tiempo y aprovechando el puente.
Unas fiestas "ya casi normales" tal y como anunciaba el propio Ayuntamiento toresano, consciente del potencial turístico que supone el desfile de carros que este año, por cuestiones logísticas, no ha sido viable al considerarlo "precipitado". Y es que sólo esta cita suele congregar a unas 30.000 personas, cifras nada aconsejables en un momento en el que, pese a la recuperación, la sombra de los contagios continúa planeando sobre nuestras cabezas.
A falta de carros engalanados, el programa ha incluido novedades que han gozado de una buena cogida como la celebración este fin de semana del I Festival ZARANDAFOLK con las actuaciones de Mayalde y Luis Antonio Pedraza.
Aunque ha sido el mercado medieval y sus fiestas, espectáculos y desfiles itinerantes -con bufones, cuentacuentos, zancudos y arlequines por doquier- los que han llenado de color el corazón del municipio toresano y que ha servido de foco de atracción para vecinos de la zona, zamoranos y visitantes que no han querido perderse este fiesta que mantiene su esencia.
Y es que, a falta de los carros engalanaos -que sí han presidido la Plaza Mayor con una pequeña representación de ellos como muestra del verdadero espíritu de este festejo y joyas de la etnografía toresana-, el vino ha estado presente gracias al XI Concurso Comarcal de vinos caseros Premios Lagarejo y el taller Wine Mixology (un concepto que une el mundo del vino con el de los espirituosos, la sumillería con la coctelería o la sala con la barra) y que tendrá continuación esta tarde con la III Cata Popular de Vinos.