Los 'cagalentejas' de Toro: una tradición ancestral de la Semana Santa

Bendición de los Conqueros de Toro en 2023. Imagen de archivo

La bendición de los 'Conqueros' es un acto profundamente arraigado en la tradición toresana, que trasciende el mero simbolismo religioso para convertirse en una expresión viva de la identidad y la historia

Los 'Conqueros' también conocidos como 'cagalentejas' hacen un juramento de silencio mientras portan la 'conca', una mortera de madera típica utilizada para catar el vino

La Semana Santa está impregnada de ritos esenciales que se han mantenido a lo largo de los siglos, transmitiendo la esencia de esta celebración religiosa de generación en generación. Uno de estos rituales más singulares es la bendición de los 'Conqueros' o 'cagalentejas', que tiene lugar en la mañana del Jueves Santo en la iglesia de Santa María y Santa Catalina de Roncesvalles.

La bendición de los 'Conqueros' es un acto profundamente arraigado en la tradición toresana, que trasciende el mero simbolismo religioso para convertirse en una expresión viva de la identidad y la historia. A lo largo de los siglos, este ritual ha perdurado, manteniendo su significado y su relevancia en la Semana Santa local.

El momento se inicia al sonar la campana del Arco del Reloj, anunciando la hora del mediodía. Frente a la imagen de Nuestro Padre Jesús, en el atrio de la iglesia, se congregan abades y el público asistente para presenciar la bendición de los 'Conqueros'. Estos cofrades, también conocidos como 'cagalentejas', hacen un juramento de silencio mientras portan la 'conca', una mortera de madera típica utilizada para catar el vino. La 'conca' no solo es un recipiente para degustar el vino, sino que también cumple una función importante durante la bendición, ya que con ella los cofrades solicitan limosnas para la cofradía de Jesús Nazareno y Ánimas de la Campanilla. 

Desde 2018, tras el cabildo del Domingo de Lázaro, se ha implementado un cambio significativo en la composición de la hermandad. Este cambio se debe a la promulgación de un estatuto marco por parte del obispado, el cual establece que las cofradías deben estar integradas por fieles bautizados, tanto hombres como mujeres. La continuidad de la bendición a lo largo de los siglos es un testimonio elocuente de la permanencia y la vigencia de las tradiciones religiosas.