Una cruz vertical en las calles de Zamora

Procesión de hoy de la Vera Cruz.

TVE retransmite en La2 y Canal 24 horas la procesión de la Vera Cruz a su llegada a la Catedral

La tarde del Jueves Santo se pierde en los siglos, en la caricia del terciopelo morado, en el culto antiguo a la Cruz. La Cruz se erige vertical sobre el eje de la tierra esperando el sacrificio. En el camino a sus brazos no existe el retorno. Cristo reescribe como cada año la historia de su Pasión en las calles. Las cámaras de Televisión Española han retransmitido esta tarde la salida procesional de la Santa Vera Cruz, la decana de las cofradías de la Pasión zamorana, que ha salido bajo un sol radiante y con altas temperaturas.

Bullicio en el Museo y sus aledaños, revoltillo de gentío y túnicas, varas, pañuelos blancos, preámbulo de procesión bajo un calor asfixiante que hizo aún más duro el transitar de cofrades y el esfuerzo de los cargadores. La cofradía de la Cruz, la decana de las de la Pasión zamorana, ha recorrido esta tarde las calles que conducen a la Catedral. La Cruz desde Zamora al mundo, transmitida hoy por La2 y el canal internacional de TVE, con la incorporación de Redención, una de las joyas de la imaginería del siglo XX que procesiona en Zamora, salida de la gubia de Mariano Benlliure y cedida por la cofradía de Jesús Nazareno -con la que desfila en la madruada de mañana- para la transmisión televisiva.

Cristo inicia su Pasión. Las cofradías históricas de Zamora muestran la iconografía más completa de los Evangelios escritos en la madera, tallados por escultores e imagineros de todas las épocas. Lo hemos visto rezándole al Padre en un huerto de olivos; prendido por un beso de veneno de un mal discípulo, besos de mentira que se clavan en el alma y lo destrozan todo; lo hemos visto coronado de espinas por cada espina que añadimos a su cabeza; reo de muerte, aquí el Hombre entre los hombres; junto al agua que purifica los pasos del caminante y lava de culpa la sentencia al inocente; cenando por vez última con sus discípulos; con las carnes heridas por el látigo de los azotes. Nazareno con la Cruz a cuestas, emprendiendo sin miedo el camino a la Cruz.

La Cruz sobre los hombros para florecer en la tierra, vertical, y cobijar bajo sus brazos al mundo. Y más allá, tan cerca, la Madre ya de luto presentido, Dolorosa en la Pasión del Hijo, Virgen, Madre, salida de las zamoranas manos de Ricardo Segundo, hermosa a hombros de sus cargadores.

Sonaba La Cruz en las calles, como un himno triunfal, símbolo del triunfo de la vida sobre la muerte, de la alegría después de la Pasión. Y Getsemaní, de Ricardo Dorado, que resonaba triunfal como una sinfonía en la tarde del Jueves Santo. Acordes fúnebres y santos para hacer más llevadero el esfuerzo de los cargadores, encargados orgullosos de narrar sobre sus hombros las escenas de la Pasión, la representación del camino hacia la Cruz y la muerte, a la resurrección y la vida.

En los aledaños de la Catedral, miles de personas presenciaban el paso del cortejo y esperaban a sus familiares  y amigos cargadores y cofrades para compartir mesa y tomar fuerzas antes de emprender el camino de regreso al Museo, ya con la última luz de la tarde.

La Cruz ya está vertical. La hemos visto esta tare alzada sobre la tierra, anclada en el suelo zamorano, recortarse contra el cielo azul y sostener después la noche, en la hora del regreso al Museo, allá donde los cargadores realizan un último esfuerzo para culminar la carrera.

Ya todo está escrito y Zamora se dispone a vivir el dolor y la muerte de Cristo antes de que resucite y sea de nuevo cierta la vida en las calles.