Un Silencio Real

El Cristo de las Injurias preside en La Encarnación la exposición organizada por la Cofradía del Silencio por el décimo aniversario de la concesión del título de "Real".

Majestuoso, con los brazos abiertos en la Cruz, su anatomía perfecta, su presencia imponente sobre todas las cosas. Así preside el Cristo de las Injurias, el más preciado tesoro de la imaginería religiosa que guarda Zamora, la exposición organizada por la Cofradía del Silencio en la antigua iglesia de La Encarnación para conmemorar el décimo aniversario de la concesión del título de "Real".

Es una de las principales imágenes de devoción de los zamoranos, pero es además una obra maestra del Renacimiento. El Crucificado, una de las obras cumbres de la imaginería del siglo XVI y de autor anónimo con varias atribuciones, llena por sí mismo todos los rincones de la sala; no hay adjetivos, no hay palabras. Es impresionante. Allí los zamoranos pueden admirar la perfección de su factura, la que mueve al rezo, a la admiración y al silencio a sus pies, su boca entreabierta, sus tres miradas, la espina que atraviesa las carnes, la madera que parece cobrar vida suspendida en la Cruz.

Su ausencia, aunque temporal, deja huérfana la Catedral, su capilla, ese punto donde a diario acuden numerosos zamoranos a rezar, a hablar con Dios. 

La inauguración de la exposición se producía esta tarde y ha contado con la presencia de un gran número de autoridades de la ciudad, el presidente de la Real Cofradía del Silencio Rufo Martinez de Paz y de la Presidenta de la Diputación Mayte Martín Pozo quien ha inaugurado la exposición y que se ha mostrado emocionada con al presencia del Santísimo Cristo de las Injurias en la Iglesia "hoy más que nunca" de la Encarnación.

Galería de imágenes (Rafael Lorenzo)

La exposición tiene por objeto celebrar la efeméride y acercar a los zamoranos el patrimonio de la cofradía que inunda de terciopelo rojo en la tarde del Miércoles Santo. Así, en la sala se exponen los dos pebeteros que perfuman las calles, uno representando a la cúpula y otro a la Torre del Salvador de la Catedral.

También integran la exposición distintos enseres como banderas, varas de directivos o un caballo revestido con las galas con que salen en la procesión abriendo el cortejo, así como los clarines que rompen el silencio de la tarde del Miércoles Santo.

Fotografías de Félix Marbán

Completa la muestra una colección de magníficas fotografías de Félix Marbán realizadas en los últimos cuatro años con novedosos encuadres tomados a veces desde lugares poco menos que imposibles, como recordaba el presidente de la cofradía, Rufo Martínez de Paz, que reflejan la belleza de la procesión a la luz del día y con la luz de la noche, cuando los cofrades abandonan la plaza de la Catedral después de jurar silencio ante la imagen del Cristo de las Injurias y miles de velas encendidas enmarcan su paso por las calles.

La muestra coincide con el décimo aniversario de la muerte de quien fuera presidente de la hermandad, Jesús Payá, quien consiguió la vinculación de la casa Real con la cofradía y cuyo recuerdo ha estado presente en el acto. Si existe un Más Allá, una vida después de la vida, el bueno de Jesús habrá sonreído cerca de su "Chiquito".

La exposición permanecerá abierta al público hasta el próximo 18 de marzo. Después la ciudad vivirá su Semana Santa y en la tarde del Miércoles jurará, guardará un silencio real. Un Silencio Real.

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