San Vicente se transforma en la plaza de Santa Lucía

Centenares de zamoranos acuden al primero de los días del Triduo en honor del Cristo de la Buena Muerte que cuenta con la intervención del coro de la hermandad, que ha interpretado el "Oh, Jerusalén" de Miguel Manzano.

La iglesia de San Vicente se ha transformado por unos minutos en la Plaza de Santa Lucía en la noche del Lunes Santo, cuando el coro de la Buena Muerte canta en honor de su titular el "Oh, Jerusalén", una composición de Miguel Manzano para voces graves que se ha convertido en una de las piezas imprescidibles de la Pasión zamorana. Con la imagen del precioso Crucificado colocada en plano inclinado ante el altar mayor, centenares de cofrades y devotos han asistido hoy a la primera de las jornadas del Triduo.

El coro de la hermandad, dirigido por Francisco Rapado, ha intervenido en diversos pasajes de la misa poniendo una nota de emotividad y trasladando a los presentes a la noche del Lunes Santo cuando el Cristo de la Buena Muerte recorre las calles alumbrado por la luz de las teas y con el único acompañamiento de dos tambores, mientras los cantores ilustran musicalmente una de las noches más bellas de la Pasión zamorana.

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