Oración y cántico a los pies del Cristo de la Buena Muerte

Centenares de cofrades y devotos han asistido esta tarde al primero de los días del Triduo en honor del Cristo de la Buena Muerte que organiza la hermandad penitencial de la que es titular. Con la imagen dispuesta en plano inclinado ante el altar, la oración y el cántico se han dado la mano en la primera jornada de los cultos.

En las primeras filas del templo, directivos y mayordomos custodiaban el sueño del Cristo, una bellísima talla cuyo paso por las calles a la luz de las teas sobrecoge en la noche del Lunes Santo. Arriba, en el coro, el coro de la hermandad entonaba varias piezas que forman parte de su repertorio pero que suenan distintas cuando la ciudad vive su Semana Santa.

Finalizada la misa, las luces de San Vicente se apagaron para iluminar solo al Crucificado mientras el coro entonaba el "Jerusalén", la composición de Miguel Manzano a tres voces que se interpreta en la Plaza de Santa Lucía a modo de oración. Entonces el cántico y el rezo se dieron la mano a los pies del Cristo mientras los presentes se sumían en el silencio y la emoción del momento y en el templo se creaba una magia, una atmósfera especial que anuncia la proximidad de la Semana Santa que los zamoranos viven a caballo entre la fe y la tradición.

Vídeo (Fco Colmenero)

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