Monseñor Valera celebra "un día muy especial para un obispo" con su primera Misa Crismal

El obispo de Zamora celebró, ante una iglesia de San Salvador con bastante aforo, su primera Misa Crismal como obispo de Zamora en lo que relató como "un día muy especial para un obispo".

"Voy a hacer mías las palabras del Evangelio de Lucas porque hoy es un día muy eperado para un obispo. Somos presbíteros por el don el Espíritu Santo, osis ungidos para ungir" con estas palabras comenzaba Monseñor Valera su homilía en un día en el que muchos presbíteros se acercaron a recibir los óleos sagrados.

Frente a Monseñor Valera los óleos de los catecúmenos, el de los enfermos y el crisma. 

El Santo Crisma proviene de la palabra latina chrisma, que significa “unción”, y este del griego χρ?σμα. El Crisma es el aceite con el cual son ungidos los nuevos bautizados, son signados los que reciben la confirmación y son ordenados los obispos y sacerdotes. Aparte de en estos sacramentos, se emplea en la dedicación de las nuevas iglesias, la consagración de los nuevos altares o la consagración de campanas.

El Santo Crisma representa la gracia del Espíritu Santo, y está compuesto por una mezcla de aceite de oliva y de perfumes, por lo que, como dice san Pablo en su Segunda Carta a los Corintios, nos ayuda a “desprender el buen olor de Cristo”. Éste destaca entre los otros dos por la brillantez que los perfumes le dan a la ungüento. A diferencia de los Santos Óleos, el Santo Crisma no se bendice, si no que se consagra, por lo que lleva el sello del don del Espíritu Santo.

Por otro parte, los Santos Óleos son dos: el de los catecúmenos y el de los enfermos. Ambos se bendicen, no consagran, como el Santo Crisma. El Óleo de los Catecúmenos significa purificación y fortaleza, por eso se impone justo antes del Bautismo que es la liberación del pecado. Con este óleo santo se pronuncia un exorcismo, ya que se renuncia explícitamente al diablo de manera que el ungido, el que se prepara para entrar en el mundo de Cristo, pueda vencer la lucha contra el mal. En cambio, el Óleo de los Enfermos sirve para impartir el sacramento de la Unción de los Enfermos, que tiene la fuerza de dar sanación a aquel que está enfermo y afecto a aquél que está a punto morir, tal y como indica el apóstol Santiago en su carta.