Los niños convierten las calles en un bosque de palmas y olivos
Miles de zamoranos acompañan a Jesús en su Entrada Triunfal en Jerusalén, que abre el tiempo litúrgico de la Semana Santa.
Los niños han convertido esta tarde las calles céntricas de la ciudad en un bosque de palmas y ramas de olivo acompañando a Jesús en su Entrada Triunfal en Jerusalén. La procesión de 'La Borriquita' ha transformado un año más a Zamora en la ciudad de la alegría con miles de niños en sus filas, de paisano y de hebreo, y las capas fucsias de los cofrades ondeando al viento bajo un "sol de agua" picajoso que finalmente no descargó.
Tras la bendición de las palmas en el pórtico del Museo de Semana Santa por el capellán de la hermandad, Florentino Pérez, y presidida por el Obispo de la Diócesis, monseñor Gregorio Martínez Sacristán, las esquilas del Barandales y la Banda de Cornetas y Tambores Ciudad de Zamora ponían en marcha el cortejo, integrado por miles de niños en lo que será su primera procesión, algunos en coches de bebé o en los brazos de sus padres.
Pequeños con sus ropas de primavera y de estreno o ataviados de hebreos -ellas con toca y fajín azul, ellos con turbante fucsia-, padres y madres de domingo y el bosquejo de palmas y olivos, de hojas de laural recién bendecidas y lazos de colores acompañaban a Jesús entrando en la ciudad a lomos de una borriquilla.
Globos de colores, palmas trenzadas, olor a garrapiñadas y a algodón de azúcar en los puestos callejeros y un ambiente de fiesta recibían al Hijo de Dios y a la primavera en la ciudad mientras la Banda del Santísimo Cristo del Perdón solemnizaba su paso por las calles con su música, poniendo corazón, soplido y redobles al latir de una ciudad que entra de lleno en la liturgia de la Pasión.
Mañana la ciudad guardará silencio y penitencia. Pero el Domingo de Ramos es la tarde de la alegría, de la vida. Por eso Dios quiso que los niños anduviesen cerca de Él.
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