Rivera de las Heras abre la Pasión como hombre de fe e insta a regresar a los orígenes de la Pasión en la vivencia del Evangelio
Liturgia y tradición se han dado la mano en el pregón oficial de la Semana Santa de Zamora que ha tenido lugar en el Ramos Carrión por el delegado diocesano de Patrimonio, José Ángel Rivera de las Heras. Como hombre de fe, como hombre de Dios, pero también como aquel niño que acompañaba de monaguillo al Nazareno de San Frontis, el pregonero ha engarzado brillantemente los días santos de Zamora y ha pedido que la Semana Santa vuelva a su origen, al hecho histórico de Jesús y a la vivencia del Evangelio.
Comenzó emocionado su intervención el pregonero al dedicarle el pregón a su hermana, de cuya muerte ayer se cumplía el primer aniversario. Con su palabra reposada y siempre acertada, el pregonero ya anunció que su alocución se situaría por las laderas de la teología, la eclasiología, la liturgia, la espiritualidad y la pastoral, así como por la senda del arte "como mediación plástica de la fe que profesamos".
Así, Rivera de las Heras destacó que la Semana Santa es una realidad compleja que "en modo alguno ha de olvidar, obviar o relegar su radical, esencial y nuclear raíz cristiana, pues fueron la fe católica y la celebración litúrgica las que posibilitaron su nacimiento y desarrollo, de la misma forma que sólo asentada en ellas podrá asegurar su futuro".
Tras invitar a reflexionar sobre si las propuestas sobre la Semana Santa buscan la gloria de Dios y la edificación de la comunidad eclesial y humana "y no la satisfacción o el enaltecimiento personal", el pregonero analizó aspectos estéticos y semánticos de la semana de Pasión que "pierden su significado" si se obvia la matriz teológica y la referencia cristiana de la Semana Santa".
"Como sacerdote y como zamorano -dijo- me resisto a que nuestra Semana Santa sea secuestrada o expropiada de este modo, a que desatendamos el ritmo del corazón y nos preocupemos principalmente por el embellecimiento, que sólo provoca un deslumbramiento pasajero".
Posteriormente el pregonero se refirió a la belleza como medio de evangelización. "Desde el punto de vista estético- afirmó- la Semana Santa de Zamora posee un alto grado de excelencia. Los desfiles procesionales, el ambente urbano, las iglesias, las túnicas y hacheros, las marchas y los cantos y, cómo no, lospasos, mecidos amorosamente por los cargadores, son una manifestación de la fe de primer orden".
Experiencia vital
No renunció José Ángel Rivera de las Heras a referirse a su experiencia vital y sus primeros recuerdos vinculados a la Semana Santa, "una ayuda idónea para los padres en la transmisión de la fe a sus hijos", completada por una formación catequética. "Nunca pertenecí a una cofradía, pero de niño desfilaba como monaguillo de San Frontis portando el guión o uno de los ciriales que abrían la procesión de Jesús del Vía Crucis en la noche del Martes Santo".
Sus recuerdos se remontaban a familiares que cargaban en los pasos de la Magdalena y el Longinos, o a cómo su hermana y sus tías le llevaban a ver las procesiones del Jueves y Viernes Santo, además de sus recuerdos en torno a la iglesia y el barrio de San Frontis, cuando con otros niños recreaban bandas de cornetas y tambores imaginarias. También evocó la ilusión con la que esperaba la revista "Merlú" o la leyenda del Cristo de las Injurias, del magistral Romero, en la voz de Luis Felipe Delgado; sus colecciones de postales con los pasos de Semana Santa o cómo siendo niño talló en escayola representaciones de la Oración en el Huerto y del Nazareno de San frontis, ayudado por Alfonso Bartolomé, profesor de Trabajos Manuales en el Claudio Moyano, también sanfrontino y autor del cartel de la Semana Santa 2014.
Rivera de las Heras efectuó un repaso por cada uno de los días y las procesiones de la Pasión zamorana, con reflexiones evangélicas, litúrgicas o literarias sobre cada una y una bellísima meditación sobre el dolor de María con el hijo muerto en brazos o en su soledad, hasta desembocar en la alegría de la Resurrección. "La Vigilia Pascual -señaló- es la celebración litúrgica más importante de cuantas componen la vida de la Iglesia", ilustrando su intervención con el hermoso comienzo de la liturgia nocturna: "¡Qué noche tan dichosa en que se une el cielo con la tierra, lo humano y lo divino".
Como epílogo, el pregonero instó a los zamoranos a mantener la Semana Santa como "prolongación en la calle de la liturgia, expresión popular de la fe, celebración gozosa y fraterna del pueblo creyente" y se refirió a la Pasión como "una catequesis visual que une lo cultual con lo cultural", además de un instrumento "para acrecentar la fraernidad entre los zamoranos y la hospitalidad con los visitantes".
"Os invito a que en estos días entréis en los templos y celebréis la Pascua del Señor, a que toméis las calles y proclaméis la Buena noticia del amor de de Dios a todos los que contemplen nuestras procesiones" y a "seguir las huellas de Cristo Muerto y Resucitado todos los días del año". Finalizó con los versos de Claudio Rodríguez, "Como si nunca hubiera sido mía/dad al aire mi voz y que en el aire/sea de todos y la sepan todos".
Una cerradísima ovación, con el público puesto en pie, culminó la intervención de José Ángel Rivera de las Heras, coherente con su condición de hombre de Dios sin renunciar a las vivencias como zamorano en un pregón que fue una auténtica lección de cómo vivir los días santos desde la autenticidad de la fe.
La Junta de cofradías presenta en mayo el expediente para declarar BIC la Semana Santa zamorana