La Soledad vela a Jesús Yacente en San Juan

La imagen de Jesús Yacente expuesta en el altar mayor de San Juan, con la Soledad al fondo (Foto Ángel Hernández)

La imagen de Jesús Yacente ha presidido hoy el Vía Crucis Cuaresmal en una abarrotada iglesia de San Juan, la casa de la Virgen de la Soledad. Nunca se encuentran en la calle en los días de la Pasión. Cuando Jesús Yacente regresa de madrugada a Santa María, los cargadores de la Virgen se desperezan para vestirse antes de ir a San Juan. Pero hoy los zamoranos han rezado ante el cuerpo inerte de Cristo velado por la Madre de los zamoranos, la Virgen Guapa, la Soledad.

Los aficionados a la fotografía cofrade se afanaban antes del rezo del Vía Crucis en tomar una instantánea que quedará para la historia: la portentosa imagen de Jesús Yacente reposando ante la Virgen de la Soledad, que velaba su cuerpo como una Madre en un velatorio, serena, tan dulce, tan triste.

La Penitente Hermandad de Jesús Yacente ha unido hoy en la iglesia de San Juan de Puerta Nueva a dos de las principales devociones de los zamoranos en una ceremonia religiosa en la que la cofradía hizo una ofrenda de rosas blancas a la Virgen mientras depositaba rosas rojas a los pies de Jesús. La pureza de la Madre y la sangre del Hijo anticipándose apenas unos días al misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo en Zamora.

En el templo se respiraba la devoción que Zamora muestra a Jesús Yacente en el 75 aniversario de su primera salida procesional, que ha cuajado en multitudinarios Vía Crucis en la Catedral, San José Obrero y San Lorenzo, donde los vecinos de ambos barrios han recibido a la imagen como quien custodia un tesoro y se han relevado los hombros para portar al Jesús durante el rezo.

El Coro Sacro dirigido por Pablo Durán ha interpretado diversos motetes para ilustrar la Pasión que han solemnizado el rezo y que han convertido en oración el cántico. Ese cántico que en la madrugada del Jueves al Viernes Santo será un Miserere sobrecogedor mientras pasa Cristo muerto iluminado por cuatro cirios entre largas hileras de cofrades. Hasta San Juan llegará el eco de las voces mientras un manto de ternura se extenderá sobre Jesús Yacente, que sentirá la caricia de su Madre.

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