El zamorano realiza por afición desde hace seis años detalladas maquetas de los grupos escultóricos, elementos procesionales e imágenes de devoción, así como escenas de las distintas procesiones.
Todo empezó hace seis años por ayudar a su hija para un trabajo de Semana Santa en el colegio Gonzalo de Berceo. Hasta ese momento, Tomás Pardal no había modelado ni realizado a pequeña escala nada en su vida. Desde entonces, realizar la Pasión en miniatura con tela encolada, escayola y arcilla se ha convertido en el principal hobbie del zamorano, que emplea una media de tres meses en realizar cada una de sus maquetas.
Niños que se levantan el caperuz por el calor, Merlús que tocan ante los pasos de Jesús Nazareno, jefes de paso pegados a sus mesas dirigiéndose a los cargadores, las rosas blancas y rosas de la Verónica, el paso fúnebre del campanil del Espíritu Santo, los bordados en oro del palio de la Virgen de los Clavos, las molduras finamente talladas de las mesas procesionales... no falta detalle, todo está ahí. El zamorano Tomás Pardal incorpora a sus pasos las escenas cotidianas que se suceden en los días santos y que solo captan quienes conocen los entresijos de la Semana Santa desde dentro.
Cargador y cofrade de varias hermandades, Tomás Pardal realiza maquetas de los distintos grupos escultóricos de la Semana Santa zamorana que expone y que se han convertido en la afición a la que dedica todo el tiempo libre que su trabajo y familia le permiten.
"Todo empezó hace unos seis años -explica el zamorano- para un trabajo del colegio de la niña en plan reciclaje. Se me ocurrió hacer unas maquetas de los pasos y gustaron mucho. Después un amigo me pidió el "Cinco de Copas" y empecé a hacer más y más, y hasta hoy". Tomás Pardal iba mostrando sus trabajos en su perfil de Facebook (no tiene página web) y ha regalado numerosas maquetas a amigos y también a distintas cofradías.
Con las figuras realizadas en arcilla, los ropajes son de tela encolada (tela y escayola) "como los hacía Ramón Álvarez, aunque sin su técnica, porque yo jamás había hecho nada así" y las mesas son de escayola, talladas minuciosamente con un destornillador eléctrico. "Es un trabajo tan delicado que a veces se me parte y para poder sacar tres molduras me toca hacer nueve".
Tomás Pardal invierte entre tres meses y tres meses y medio en cada maqueta, que realiza con todo lujo de detalles no solo en las figuras de los pasos, sino en las de los cofrades que los acompañan. "Hago las maquetas sin prisa, es un hobbie al que le dedico todo el tiempo que puedo. Ahora voy a comenzar La Elevación. Las maquetas que más me piden son las del Cinco de Copas o las de La Caída; en general los que más llaman la atención son los pasos de La Mañana".