La formación ofrece un brillante concierto en la presentación del CD "Albores", un intenso trabajo de investigación en torno al Maestro Haedo y la música procesional de principios del XX.
La Banda Maestro Nacor Blanco ha presentado su CD "Albores", un paseo por la música procesional que sonaba a principios del siglo XX en Zamora,fruto de un arduo trabajo de investigación de Rubén Villar, quien ha buceado en los fondos de la familia Haedo y del Archivo Histórico Provincial para recuperar las melodías que acompañaban a los pasos durante el Jueves y el Viernes Santo en Zamora.
Más que un concierto fue una lección de historia y un encuentro con el pasado, con la seña de identidad del pueblo zamorano, que con el paso de los años ha ido dejando en el olvido los pentagramas y los nombres que ilustraban los pasajes musicales de la Pasión en Zamora.
Aunque a fecha de hoy nadie concebiría la Semana Santa sin sus correspondientes bandas detrás de los pasos marcando el ritmo de los cargadores, no siempre fue así, ya que la primera vez que Zamora contó con una de ellas fue hace 117 años, en 1917. Dirigida por Álvaro Lozano, la Banda Nacor Blanco he rescatado del olvido las melodías fúnebres que entonces interpretaban las dos bandas con que contaba Zamora, como eran la del Regimiento de Toledo y la Banda Provincial, fundada por Haedo a partir de la Banda del Hospicio, y que debutó en la Semana Santa de 1910.
La figura de Haedo es el hilo conductor de un disco que incluye composiciones de otros músicos como Eduardo López Juanrranz o Álvaro Milpáger, cuyas marchas se escucharon al menos durante 50 años en la ciudad, De todo ello, además del intenso trabajo de Haedo como compositor y arreglista, muy poco ha trascendido.
La Banda Maestro Nacor le devolvió la memoria a la ciudad. Los espectadores cerraban los ojos y podían adivinar el paso de la Banda de Haedo, sentir las emociones que sintieron los zamoranos de principios del siglo XX cuando se persignaban ante sus imágenes de devoción, las de siglos, las que hicieron grande la manifestación que vive la ciudad en los días de la Pasión. De todas aquellas melodías que fueron seña de identidad solo una pervive, como es 'Las Tres Cruces' de Haedo, pues los zamoranos dejaron perder numerosas marchas, la ternura que destila 'Lágrimas de Madre', compuesta por Haedo para la Virgen de la Soledad.
Especialmente emotivo e intenso fue el final del concierto, con la interpretación de los arreglos originales de Inocencio Haedo (reconstruidos por Rubén Villar sobre un manuscrito del maestro) sobre la Gran Marcha Fúnebre de Thalberg, que desde 1935 se interpreta en el interior de San Juan al ser alzado el paso de 'Jesús camino del Calvario', el popular 'Cinco de Copas'. Con pasajes distintos -solemnes y brillantes, de gran riqueza armónica- a la versión más extendida que se interpreta en la actualidad -arreglada por Ricardo Dorado-, la Banda de Nacor no solo recuperaba una música que ha caído injustamente en el olvido, sino el sonido arcaico de aquellas composiciones que tanto distan de las actuales, demostrando que el género está vivo.
Una cálida y prolongada ovación fue el premio del público al esfuerzo realizado por el los músicos para la edición del disco, grabado en los días 14 y 15 de enero y 24 y 25 de noviembre en el Teatro Principal, cuya presentación culmina muchas horas de ensayo e ilusión para conseguir una ejecución impecable de la música procesional de principios del siglo XX.
Dicen que los zamoranos que están al otro lado de la vida y que los que ya peinan canas reconocieron en el Principal aquella música que acompañaba a los pasos en su infancia, rescatada como un milagro por la Banda de Nacor Blanco, que ayer resucitó y reivindicó la genial e irrepetible figura de Haedo al frente de su banda.