En su alocución el prelado instó a las directivas a trabajar en consonancia con sus cofrades y a volver al origen de la Pasión
"Esta sí es mi Semana Santa. Este sí es mi pregón". Así felicitaba el Obispo de la Diócesis al pregonero de la Pasión zamorana, José Ángel Rivera de las Heras, al término de su intervención, En la tradicional alocución que cerró el acto, monseñor Martínez Sacristán instó a los zamoranos a no perder el origen y finalidad de la Semana Santa, a la unión entre cofradías y de las directivas con sus cofrades y a potenciar las obras sociales como "signo de amor a Dios".
El Obispo de Zamora tuvo un recuerdo "para todos los que han hecho desde el principio y hacen ahora la Semana Santa de Zamora", a la vez que recordó que "si esto se hizo hace muchos años con muy pocos medios, mucha fe, creatividad y unión, esto merece la pena ser conservado, valorado y transmitido como legado".
El prelado realizó una breve pero intensa alocución que baso en tres puntos. En primer lugar, se refirió al propio origen de la celebración. "La Semana Santa de Zamora no puede perderse. Si se vulnera su origen, fundamento y finalidad iríamos a menos, en vez de a más".
En el segundo de los puntos, monseñor Martínez Sacristán puso como ejemplo a las directivas que trabajan en consonancia con sus cofrades e instó a esa concordia en todas ellas. "Zamora y su Semana Santa quedan debilitadas si las directivas no son capaces de trabajar en plena armonía con los cofrades, como hemos visto recientemente. Con fuerza y unión se hace todo; con la discordia se pierde todo".
Además, el Obispo de Zamora tuvo unas palabras para los más desfavorecidos de la sociedad. "No podemos vivir de espaldas -dijo- a los hombros lacerados y pisoteados" y se refirió a las obras sociales de las cofradías. "Tenemos que radicar esa labor en las bolsas de caridad de las cofradías para los más pobres y necesitados. Son el signo vivo del culto a Dios, su significado no está vacío. La caridad es una expresión de fe y tenemos necesitados al lado. Ser caritativo es un signo de amor a Dios".
Tuvo también el prelado cariñosas palabras para el Barandales de Honor y su mujer, Mamen, así como para el pregonero, con cuyo pregón se mostró en absoluta consonancia. Finalizó deseando a todos una "muy feliz, pacífica y dichosa Semana Santa" en compañía de la familia y de los seres queridos.