El Nazareno toma la Cruz y abre el tiempo de Pasión

photo_camera El Nazareno de San Frontis, al anochecer, durante el traslado de hoy a la Catedral.

El Nazareno tomó la Cruz y cruzó el río. Ha subido desde San Frontis hasta la Catedral, abriendo un nuevo tiempo de Pasión. Zamora ya vive su Semana Santa. Centenares de personas acompañaron al Jesús del Vía Crucis, que abandonaba la iglesia sanfrontina sobre las ocho y veinte de la tarde, con diez minutos de antelación, tras una breve celebración de la Palabra.

Contraluz del Nazareno a su paso por la orilla del DueroA las puertas y en el interior del templo se agolpaban los zamoranos, conocedores de que una vez que el Nazareno traspasase el umbral ya nada puede detener el tiempo. Y así ha sido. Un año más Cristo ha tomado la Cruz abriendo una nueva Semana Santa.

Amanecía bochornoso y con algunas nubes, Zamora miraba al cielo con miedo de no poder acompañar a una de las principales imágenes de devoción de la ciudad. Pero los cielos se abrieron azules y a las ocho y veinte sonaba el himno nacional para recibir al Nazareno de San Frontis, el Nazareno de Zamora, que inicia el camino hacia su Pasión.

Con su túnica morada y la Cruz sobre los hombros, mecido por los acordes de la Banda de Nacor Blanco, el Nazareno avanzaba sobre los hombros de los hombres de su barrio, los que cada año pasan el puente y le suben por la Cuesta de Pizarro mientras su silueta se dibuja contra la última luz de la tarde. A las puertas del templo sonaba "Nazareno de San Frontis", de Carlos Cerveró, marcando el paso decidido del Nazareno, que abandonó la iglesia sin mirar atrás, asumiendo el destino de la cruz y de la muerte, los días de Pasión y dolor que se dispone a vivir Zamora.

Así, los acordes de las primeras marchas fúnebres –La Cruz, Cristo de la Sangre, Getsemaní, Mater Mea, Salve- resonaban por la ciudad como un anticipo de estos días sin pausa en que los cargadores llevarán sobre sus hombros la Historia Sagrada según la concibieron escultores e imagineros.

El Nazareno bajo la cúpula de la Catedral (Foto: J.L Heptener)Al otro lado del río, la ciudad le esperaba en los miradores, en las aceras, descontando los minutos, en pie, iniciando un tiempo para la penitencia y el silencio que culminará en diez días, cuando vuelva a ascender por Pizarro ya Resucitado y Zamora recobre el pulso de lo cotidiano.

Esta tarde subía con la Cruz a cuestas y claveles rojos a sus pies, con un tiempo primaveral, cuando la luz caía, mientras centenares de zamoranos se agolpaban a su lado, algunos con velas encendidas, mostrando su fuerte llamada devocional, especialmente entre los vecinos de la margen izquierda del Duero y entre los cofrades de Jesús del Vía Crucis, de la que es titular.

El sonido de las esquilas del Barandales y de las primeras marchas fúnebres del año anunciaba una nueva Semana Santa por las calles. Y Zamora abrió las puertas de sus murallas de par en par para dejar entrar a Cristo Nazareno, que llegó a la Catedral cuando el reloj rondaba las diez y media de la noche. En el templo mayor tuvo lugar la proclamación del Evangelio y allí permanecerá expuesto al culto hasta el Martes Santo, cuando la cofradía del Vía Crucis lo devuelva en procesión al barrio de San Frontis, Nazareno y oro, mientras cerca del Duero resuenan los ecos del camino hacia la Cruz.

Reportaje y galería de fotos del traslado procesional del Nazareno

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