El Santo Cristo de la Misericordia regresa a su altar en la Catedral

photo_camera Los hermanos de paso trasladaban este mediodía a la imagen a la Catedral

La imagen del Crucificado que sale en procesión en Nuestra Madre comienza a recibir de forma popular su advocación tras la propuesta realizada por Luis Felipe Delgado de Castro en su pregón.

El Santo Cristo de la Miseridordia ya está en su altar de la Catedral. Este mediodía los hermanos de paso devolvían al impresionante Crucificado al templo mayor después de haber recorrido en la noche del Viernes Santo las calles con la Cofradía de Nuestra Madre. Tras la propuesta efectuada por Luis Felipe Delgado de Castro en su pregón de llamarlo "de la Misericordia" en recuerdo del Año Jubilar la imagen comienza a calar con esa advocación entre los zamoranos, que ya ayer a su paso adoptaban ese nombre para denominarlo.

Los hermanos de paso trasladaban este mediodía la imagen desde la iglesia de San Vicente a la Catedral, donde la impresionante talla, obra de Arnao Palla, fue descendida de la mesa procesional para ser trasladado al altar de la cabecera del templo mayor, donde recibe culto todo el año.

La propuesta de denominarlo "de la Misericordia" partía el Domingo de Ramos del pregonero oficial de la Semana Santa, Luis Felipe Delgado de Castro, y enseguida tuvo muy buena aceptación entre los presentes, a fin de recordar el Año Jubilar de la Misericordia que la Iglesia celebra en este 2016.

Mediante un sistema de poleas y anclajes, el Santo Cristo de la Misericordia regresaba a su altar ofreciendo una estampa que es el epílogo de muchas procesiones, cuando las imágenes de culto son devueltas a los templos anunciando el inminente final de la Semana Santa. Con todo mimo y bajo la mirada del delegado diocesano de Patrimonio y Deán de la Catedral, José Ángel Rivera de las Heras, los hermanos de paso del Santo Cristo de la Misericordia colocaron a la imagen y posaron junto a Él deseándose salud hasta el próximo año.

En la mesa aún estaban frescas las rosas rojas como la sangre que acompañaron su paso por las calles. Unas irán a las manos de las hijas, hermanas, esposas. Otras se quedan a los pies del Santo Cristo y otras acompañan ya la soledad de las lápidas del cementerio. Un año más la procesión está cumplida, la amistad sellada y la ilusión intacta.

Que el Santo Cristo de la Misericordia nos reúna a todos el próximo Viernes Santo en torno a su Cruz. Salud, hermanos. 

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