El Cristo de la Buena Muerte convoca a numerosos devotos en San Vicente

Triduo del Cristo de la Buena Muerte en San Vicente.

El coro de la hermandad interviene en el triduo, interpretando el "Oh, Jerusalem" al final de cada misa

Un año más el Cristo de la Buena Muerte ha convocado a centenares de devotos en la iglesia de San Vicente Mártir, donde esta tarde ha comenzado el Triduo en honor de la imagen que celebra anualmente la hermandad que lo tiene como titular y con sede canónica en el templo, donde recibe culto todo el año.

Los cultos organizados por la Hermandad Penitencial de la Buena Muerte son presididos por el Cristo, dispuesto en plano inclinado ante el altar mayor y arropado por los directivos y mayordomos de la cofradía, así como numerosos cofrades y representantes de diversas cofradías como el presidente y la vicepresidenta de la Junta pro Semana Santa, Antonio Martín Alén e Isabel García Prieto; la presidenta de la Cofradía de la Esperanza, María José Herrero; el abad de la Penitente Hermandad de Jesús Yacente, Dionisio Alba, o el abad del Espíritu Santo, Juan Antonio Haedo.

Durante las misas interviene el coro de la hermandad, dirigido por Francisco Rapado, que en el transcurso de los cultos interpreta las piezas que entonan en la calle en la noche del Lunes Santo, compuestas expresamente por Enrique Satué para el desfile procesional, así como otros salmos y obras de la liturgia.

El acto más emotivo, como es habitual en los últimos años, tiene lugar al final de la misa, cuando se apagan las luces del templo con excepción de la que ilumina al Crucificado y el coro interpreta el "Oh, Jerusalem, Jerusalem", de Miguel Manzano, obra que ilustra musicalmente el acto-oración de la noche del Lunes Santo en la plaza de Santa Lucía y que se ha convertido con el paso de los años en una de las piezas imprescindibles de la Semana Santa zamorana.

En el año en curso ejercen su mayordomía Benito Lorenzo Fulgencio, Manuel González Blanco, Fernando González Blanco y Pablo Cecilio Barroso.