El cristo del arrabal, el del Santísimo Cristo del Espíritu Santo, procesionó bajo la bendita lluvia de primavera
A las 22.20 horas salían los primeros cofrades y la procesión se organizaba de forma diferente, sin huerto, sin hermanos ni hermanas esperando en la iglesia ni en el fondo de ese espacio privado y especial donde las sandalias se aprietan, donde se colocan cíngulos y faroles, donde se daban los últimos retoques a la presencia de los hermanos y hermanas que esperaban atentos y nerviosos su llamada a la fila.
Una procesión distinta y mucho más "extraña" organizada desde la Iglesia y desde la trasera de la calle y su subida a los altos del barrio del Espíritu Santo. La campana y el inciensario esperaban en la puerta a la salida del Cristo del Espíritu Santo que lo hacía minutos después y era colocado sobre andas especiales para ver pasaban por delante y como se colocaba a sus fieles hermanos que iban a acompañarlo en esta procesión.
Este años los hermanos portaban mascarillas blancas, farol y toda la ilusión por volver a la calle, a sus pasos, a sus lugares especiales de pasión de subidas y cuestas, de piedras milenarias.
La procesión salía en su cola de la iglesia del arrabal con su imagen titular, el Cristo del Espíritu Santo, tras una hora de colocación y hermanos en fila de a dos. Carracas, campanas, tambores mudos y el coro haciendo sus especiales intervenciones en el interior de una iglesia vacía de fieles y de hermanos, solo el coro y la directiva aguardaban la colocación de todo el cortejo para dirigirse a la Catedral, donde tendía lugar la lectura de la Pasión y la interpretación del "Christus Factus Est" de Miguel Manzano. Finalizado el acto, la procesión regresaba bajo la lluvia al templo de partida.
El desarrollo
Salía pronto con adelanto se abrían las puertas de la iglesia para preparar la procesión a las 22.20 horas. Su recorrido era el de siempre, desde la Iglesia del Santísimo Cristo del Espíritu Santo, continuando por la Calle Espíritu Santo, Avda. de la Frontera, Calle Almaraz, Calle de La Vega, Sillón de la Reina, Cuesta del Mercadillo, Rúa de los Notarios, Plaza de los Ciento, Calle Arcipreste, Plaza Fray Diego de Deza, Plaza de Arias Gonzalo, Travesía del Troncoso, Calle del Troncoso, Plaza de Antonio del Águila y Plaza de la Catedral, donde los hermanos accedieron al atrio, donde se realizaba la lectura de la Pasión de Nuestro Señor y a continuación el coro de la hermandad interpretaba tras dos años sin poder hacerlo el "Christus Factus Est".
Ya en la vuelta los hermanos caminaban por la Plaza de la Catedral, Rúa de los Notarios, Cuesta del Mercadillo, Sillón de la Reina, Calle de la Vega, Calle Almaraz, Avda. de la Frontera, Ctra. de Almaraz y Plaza del Espíritu Santo, para retornar al templo de salida. Un año más la "normalidad" se hacía reina de la noche del Viernes de Dolores con la lluvia como protagonista y el reencuentro de hermanos cofrades, de hermanos cargadores, de hermanos de acera que aguantaban estoicamente la débil lluvia que calaba pero que bendecía a todos los presentes.