Del blanco de lino al morado bordado
En 1990, el Nazareno fue trasladado nuevamente a la Catedral, esta vez llevado a hombros en Martes Santo junto con la Virgen de la Esperanza; también recibió una restauración a cargo de Nazario Diego y fue entonces cuando estrenó una túnica morada bordada en oro
El Nazareno de San Frontis es una escultura cuya autoría se desconoce, datada en la primera mitad del siglo XVII. Hecha de madera de pino y posteriormente policromada, tanto la cruz como la figura son elaboradas con detalle
Del blanco pasó a morado. El Nazareno de San Frontis no siempre lució la túnica con la que desfila actualmente en las calles de Zamora. La devoción popular le llevó a estrenar en 1962 una túnica de lino blanco con un ceñidor de esparto. El Nazareno de San Frontis es una escultura cuya autoría se desconoce, datada en la primera mitad del siglo XVII. Hecha de madera de pino y posteriormente policromada, tanto la cruz como la figura son elaboradas con detalle.
Originalmente perteneciente a la Cofradía de la Vera Cruz en San Frontis, recibía devoción en una ermita llamada ‘de la Cruz’, ahora desaparecida. Desde el 2 de noviembre de 1800, es propiedad de la Iglesia de San Frontis, cedida a la Cofradía de Jesús del Vía Crucis para sus procesiones anuales.
A lo largo de los siglos, ha sido sometido a varias restauraciones, algunas de ellas desafortunadas, como en 1655 y 1687. En 1819, Manuel Rodríguez realizó una restauración, seguida de otra en 1858. En 1942, Julián Manso llevó a cabo otra restauración, seguida por la colocación de ponencias de plata donadas por Bautista García Sánchez en 1945. En 1949, comenzó el tradicional triduo de penitencia, y en 1950 desfiló por primera vez en mesa de ruedas.
En 1954, Florentino Trapero restauró las manos y retocó el rostro y la cabellera, financiado por la Junta Pro Semana Santa y la Cofradía de Jesús del Vía Crucis. En 1962 estrenó una túnica de lino blanco y en 1966 una nueva mesa procesional. En 1970 se realizó por última vez el traslado el Viernes de Dolores.
En 1990, el Nazareno fue trasladado nuevamente a la Catedral, esta vez llevado a hombros en Martes Santo junto con la Virgen de la Esperanza. También recibió una restauración a cargo de Nazario Diego y fue entonces cuando estrenó una nueva túnica morada bordada en oro.