"El mejor premio después de los ensayos es que no llueva el Viernes ni el Sábado Santo"

Miguel Fernández Rodríguez, jefe de la Banda de CCyTT de Jesús Nazareno (Foto: José Luis Leal)

Miguel Fernández, director de la Banda de CCTT de Jesús Nazareno, Barandales de Honor: "Tenemos una cantera excepcional. Los niños no duermen esa noche, quieren hacer la procesión completa"

La Banda de Cornetas y Tambores la Cofradía de Jesús Nazareno conocía ayer a última hora la concesión del Barandales de Honor 2017, la máxima distinción que concede anualmente la Junta pro Semana Santa. El galardón llega cuando se cumplen treinta años de su primera salida procesional, una vez desmilitarizada la antigua Banda de la Cruz Roja. Miguel Fernández Rodríguez es la cabeza visible de la banda, en la que más de cien músicos ponen su corazón. Aún emocionado con la noticia, Miguel cuenta lo que supone esta distinción.

-La Junta pro Semana Santa concedía anoche el Barandales de Honor, su máxima distinción, a la Banda de CC.y TT de la Cofradía de Jesús Nazareno. ¿Cómo ha recibido la banda la noticia?

-Pues con mucha alegría. Es un reconocimiento muy importante para la banda, es tremendo. Sabemos lo que significa en la Semana Santa y estamos muy contentos todos los miembros de la banda y muy agradecidos, ha sido una gran sorpresa. Anoche ardía el teléfono de felicitaciones, ha sido algo increíble.

-Este reconocimiento ¿compensa los sinsabores que haya podido haber en estos treinta años de vida de la banda?

-Bueno, más que sinsabores yo hablaría de sacrificio, de dificultades, pero no sinsabores. El Barandales de Honor es un reconocimiento y eso siempre compensa, siempre es una alegría y algo que en el fondo nunca esperas. El que entra en la banda lo hace de forma voluntaria, lo hacemos porque queremos y sin esperar nada a cambio. El único premio que puedes tener después de tantos ensayos es que el Viernes Santo y el Sábado Santo no llueva, que podamos salir a la calle y que todo salga a la perfección.

-La arrancada de la procesión se ha convertido en uno de los momentos más intensos de la madrugada del Viernes Santo, al menos visto desde fuera. ¿Cuál es el momento que se vive con mayor intensidad dentro de la banda?

-La arrancada de la procesión es, como bien dices, una explosión, lo que culmina todo el frío que pasas desde diciembre a marzo en los ensayos y esas horas que tienes que estar cumpliendo todos los días, día tras día. Es un momento muy especial, muy intenso, lo esperas desde diciembre. También es muy especial, en las Tres Cruces, el paso por delante de los cargadores, que sí que reconocen lo que es salir tocando tantas horas. Es muy bonito. La procesión de la madrugada es dura, son muchas horas en la calle, más de siete. Luego, la procesión del Sábado es quizá más emotiva, como más íntima. Sabes que vas acompañando a las damas y a la Virgen de la Soledad y eso la gente de la banda lo vive muy dentro. Raro es el que no tiene la estampita de la Soledad.

-La banda cumple treinta años en las calles. ¿Cómo ha sido su relación con la cofradía y con las directivas y cómo ha ido evolucionando la banda?

-La cofradía nos ha arropado siempre. Las distintas directivas se han volcado siempre con la banda, a tope, no tengo queja, jamás podré decir nada. La banda es relativamente joven, pero nos conocemos de siempre y vamos juntos al mil por mil, como digo yo. He tenido la suerte de vivirlo desde el principio porque yo empecé en esto en Cruz Roja y conocía ya el ambiente de las bandas. Cuando se desmilitariza es cuando la cofradía funda la banda esta. Entonces existía ya la banda de la Tercera Caída, que también eran de Cruz Roja, y Eduardo Pedrero les pide ayuda para fundar la banda de La Mañana. Años más tarde se funda también la del Vía Crucis, con las que compartimos la mayoría de los componentes. Yo entro en la banda a partir de 2003 para enseñar a los chavales que empezaban. De hecho las relaciones con estas y con el resto de las Bandas como Ciudad de Zamora o el Cristo del Perdón son muy buenas.

-De aquella banda mítica, la de Cruz Roja, a la diversificación de las bandas de cornetas y tambores hasta crear una auténtica afición en Zamora, como lo demuestra el éxito de los distintos certámenes.

-En Zamora hay mucha afición, tanto de gente que acude a escucharnos como de músicos. Si te pones a contar la gente que participa en cualquier banda de cornetas y tambores de la ciudad somos más de 300 personas. Además hay una cantera excepcional, los niños lo viven con una ilusión muy especial. Mira, el Viernes Santo como sabes salimos a las cinco de la madrugada; yo a los pequeños les digo que bajen a las ocho y no quieren, todos quieren ir a las cuatro y media, que es cuando quedamos nosotros. y me consta que esa noche no duerme, dan mucha guerra en casa.

-¿En qué o en quién va a pensar Miguel Fernández cuando el Domingo de Ramos suba a recoger la estatuilla de Antonio Pedrero que representa ese Barandales de Honor?

-En toda la gente que empezó en esto, muy buena gente que ha pasado por la banda; en los que han tirado de esto, los seis que quedan de aquel primer 17 de abril de 1987: Jose Carlos Vaquero, Eugenio Ratón, Marcelino Martín, Fernando Prieto, Rubén Prieto y Patricio Zurdo; y en los que todavía tenemos las mismas ganas y la misma ilusión. En definitiva, en toda la gente que ha hecho y que hace posible que esto siga en marcha. En los más de cien hermanos que integran la banda y en los miles de hermanos y de damas que nos apoyan. Sin ese apoyo nada sería posible.