El zamorano que estuvo a 300 metros de los atentados en La Bataclan de París: "Vuelvo a recorrer el barrio 10 años después en homenaje a las víctimas"

Emmanuel Fernández ayer en Bataclan, muestra la placa en homenaje a las 130 víctimas del atentado yihadista
Emmanuel Fernández, hijo de emigrantes zamoranos, trabaja en el bulevar Voltaire y guarda en la memoria el miedo y la incertidumbre de aquel 13 de noviembre de 2015 en el que permaneció confinado hasta la madrugada en un bar cercano a la sala de conciertos, donde los terroristas mataron a 130 personas 

El 13 de noviembre de 2015, París sufrió la peor masacre ocurrida en territorio francés desde 1961 con 130 muertos y 415 personas heridas. Aquel día hubo tiroteos contra terrazas de cinco bares y restaurantes, tiroteo y toma de rehenes en la sala de conciertos Bataclan y explosiones suicidas alrededor del Estado de Francia.

Diez años después, Francia recuerda a las víctimas con diversos actos y el encendido de la Tour Eiffel con los colores de la bandera, y Emmanuel Fernández, hijo de emigrantes zamoranos, ha querido volver a recorrer, rincón a rincón, el barrio donde La Bataclan se convirtió ese día en sinónimo de "muerte". Conoce bien el barrio porque trabaja allí desde hace más de una década y fue testigo de aquel fatídico día, en el que, como otro viernes cualquiera, quedó a tomar unas copas con unos amigos en un bar situado a 300 metros de la discoteca. De allí no saldría, "muerto de miedo", hasta las 3 de la madrugada del 14 de noviembre.

Zona de tiroteo en los atentados yihadistas de 2015

“Salí del trabajo como cualquier viernes y fui a tomar copas con mis amigos a un bar cercano, donde había programada una representación de teatro. Nunca pensé que esa noche cambiaría París para siempre”, cuenta, antes de rememorar como, entre risas y conversaciones, comenzaron a oír sirenas de policías y bomberos, y de repente, a ver militares. "Aquello no era normal"... y hubo quien entró en pánico y salió corriendo. El dueño del local recogió la terraza y cerró la puerta. Él y unas 60 personas más se quedaron allí. "Cuando supimos lo que estaba pasando pensé que podíamos ser los siguientes", cuenta. "Lo primero que hice fue llamar a mi madre y hermanos para tranquilizarlos. Durante horas, amigos y familiares de España me enviaron mensajes de ánimo", asegura, hasta que a las tres de la madrugada, les dejaron salir y un taxista lo llevó a casa sin cobrarle nada.

Aquella noche “no pude dormir. Estaba en estado de shock", pero tras aquellos momentos de angustia "pensé: hay que volver a la normalidad cuanto antes. Lo que quieren los terroristas es que vivamos con miedo. Yo no lo haré”, afirma convencido.

Emmanuel Fernández junto a la placa que recuerda a las víctimas

Una década después, acompañado de su madre y hermana, decidió recorrer los lugares que marcaron aquel trágico día: las terrazas de Le Carrillon y Le Petit Cambodge, dos de los bares donde se produjeron los tiroteos; la Bataclan, hoy reabierta para conciertos y una de las salas de fiestas más concurridas por emigrantes zamoranos en los años 60 y 70, donde una placa conmemorativa recuerda a las víctimas asesinadas y heridas el 13 de noviembre de 2015; y hasta la salida de emergencia de la discoteca, donde nunca faltan flores en memoria de aquellos hechos. "He venido para rendir homenaje a las víctimas pero también para recordar que la vida continúa", afirma Emmanuel Fernández. "Aunque vengo a trabajar aquí todos los días, esta semana es especial", con diversos actos, el encendido de la Tour Eiffel hoy y mañana, y la marcha de mañana, día 13, en la que también participará.

Otro de los restaurantes que sufrió el tiroteo
Uno de los bares donde empezaron los tiroteos

Han pasado los años, y el bulevar Voltaire sigue latiendo entre bares y restaurantes. Pero en cada esquina del distrito 11 de París aún se siente el eco de aquel viernes 13 de noviembre. “Quince días antes había estado en el Bataclan por Halloween —recuerda Emanuel—. Nunca imaginé que aquel lugar de música y fiesta se convertiría en un escenario de horror”.

Salida de emergencia de la sala de fiestas con ramos de flores