El "pique" entre hermanos que convirtió el 19020 en un décimo histórico de Zamora
Hay números que no se juegan solo para ganar, sino para no perder lo que representan. El 19020 es uno de ellos. Un décimo que, casi 50 años después, es un legado familiar y social, cargado de recuerdos, pequeñas rivalidades y una ilusión que se resiste a apagarse.
La historia comenzó con un "pique" entrañable. Dos hermanos compartían la afición por la Lotería, pero no el mismo espacio. Él jugaba el número en la peña del bar Desnivel, ya desaparecido, entre partidas de cartas y conversaciones largas. Ella quería jugar el mismo número, pero ya estaba asignado a los socios. El cupo estaba cerrado. Lejos de resignarse buscó su propia manera de entrar en el juego.
Y lo hizo en la administración de loterías que regentaba Angelita, en la calle Santa Clara, donde decidió abonarse al 19020 para todo el año. No fue inmediato. Durante varios años tuvo que esperar su turno en una lista que parecía no avanzar, hasta que por fin logró hacerse con su décimo. Desde entonces, aquel número dejó de ser solo una apuesta: se convirtió en una declaración de intenciones y en la prolongación de un sano pulso fraternal que se mantenía sorteo tras sorteo.
El tiempo pasó, el número permaneció pero nunca tocó. Cuando la mujer falleció en 2018, el 19020 no se perdió con ella. Su hija decidió continuar jugándolo en su memoria, como un gesto silencioso de continuidad y homenaje. Sabía que su madre nunca dejó de pensar que algún día tocaría, y que esa ilusión formaba parte de su rutina y de su carácter tanto como el propio número.
Hoy, el 19020 es uno de los décimos de abonados más antiguos de Zamora. Algunos de aquellos jugadores de la histórica peña del Desnivel siguen fieles al mismo número que compartieron hace décadas. No todos esperan ya que caiga la suerte, pero ninguno quiere ser el que rompa la cadena.
Porque, al final, hay décimos que no se compran solo en ventanilla. Se heredan. Se recuerdan. Y se siguen jugando para que la historia continúe, aunque el premio nunca llegue.