Moral de Sayago, el pueblo donde las paredes "hablan latín"

Estlas romanas en la fachada de una vivienda en Moral de Sayago
Este pequeño municipio conserva en las fachadas de algunas casas restos de estelas romanas, antiguas lápidas funerarias reutilizadas como muros y dinteles que hoy sostienen la memoria de lo que fue un Imperio

Entre encinas, portales de adobe y silencio, Moral de Sayago guarda un secreto entre sus paredes: son las estelas romanas, testigos de un pasado que, sin museos ni vitrinas, se exhibe a plena luz en las fachadas de algunas de sus viviendas, un legado de Roma que se "entremezcla" con la vida cotidiana.

Moral de Sayago, con alrededor de 160 vecinos y un paisaje característico de encinas y llanura pedregosa, parece uno de esos lugares detenidos en el tiempo. Las casas más antiguas están construidas con adobe, piedra y madera, materiales de la zona que aún resisten en las calles más viejas, aunque cada vez son más las viviendas nuevas de ladrillo y cemento que sustituyen a la arquitectura tradicional.

De paseo por los rincones de una de las localidades más bellas de Sayago, en el llamado barrio del Coneo, una fachada llama la atención: entre los sillares, destacan piedras labradas con inscripciones romanas. Según el historiador Manuel Gómez-Moreno Martínez, pionero de la epigrafía hispana, estas son estelas funerarias romanas reutilizadas como material de construcción, probablemente procedentes de una necrópolis cercana al núcleo actual.

A finales del siglo XIX ya se documentaron varios hallazgos, pero estudios recientes del arqueólogo José Manuel Abascal Palazón confirman la existencia de inscripciones latinas procedentes de Moral de Sayago, recogidas en catálogos epigráficos de la provincia de Zamora. Algunas mencionan nombres de personas y referencias a herramientas o actividades cotidianas, lo que sugiere la existencia de una pequeña comunidad rural romanizada.

Estelas romanas

El destino de estas estelas es un ejemplo claro de reutilización constructiva, práctica común en muchas zonas rurales. A lo largo de los siglos, los habitantes aprovecharon las piedras labradas por los antiguos romanos para reforzar muros, portadas o cercas, sin saber que estaban integrando un fragmento del pasado imperial en sus viviendas.

En Moral de Sayago, varias de estas estelas están empotradas en muros visibles desde la calle. Su piedra arenisca muestra letras capitales romanas, símbolos solares y fórmulas funerarias abreviadas como D.M. (Dis Manibus, “a los dioses manes”), la dedicatoria habitual de las tumbas romanas.

La “fuente del Concejo”, cubierta por una bóveda de medio cañón y situada en una callejuela cercana a la iglesia, se considera también de origen romano o construida sobre restos antiguos. En ella se aprecia la misma técnica de piedra labrada y bóveda de descarga que caracterizaba a las construcciones hidráulicas del Imperio.

Un patrimonio en peligro silencioso

Hoy, muchas de esas piedras corren riesgo de desaparecer. Las reformas y nuevas construcciones están sustituyendo los materiales tradicionales, y con ellos se pierden detalles que durante siglos habían pasado inadvertidos.

El cambio de adobe y piedra por cemento borra también la memoria de un estilo constructivo que integraba el entorno: las portaladas con grandes sillares, los dinteles con inscripciones y los “cachorros”, esas piedras salientes talladas que servían para atar animales o colgar herramientas. En Sayago, las grandes piedras servían también para hacer barruecos —comederos excavados a mano para el ganado—, otro ejemplo de la relación práctica y simbólica entre los habitantes y la piedra.

La comarca de Sayago fue un espacio de tránsito y asentamiento desde época romana. Por ella discurría la calzada mirandesa, una vía secundaria que conectaba con las rutas de Bragança y Zamora. Los hallazgos epigráficos de Moral se suman a los de otros pueblos cercanos, como Luelmo, Almeida o Fariza, donde también se han localizado estelas y restos de "villae" rurales, al igual que en Sobradillo de Palomares.

Estela romana de Sobradillo

Estos testimonios confirman que el actual territorio zamorano formó parte activa del mundo rural romanizado, con pequeños núcleos agrícolas y funerarios dispersos por la penillanura sayaguesa.

Las piedras como archivo de la memoria

Las estelas de Moral de Sayago no solo son restos arqueológicos; son documentos de piedra, pequeñas biografías grabadas hace casi dos mil años. En sus letras aún pueden leerse nombres como Aurelius, Lucia o Crispus, que quizás fueron campesinos o artesanos de la zona.

El profesor Abascal recuerda en sus estudios que muchas de estas inscripciones se conservan solo parcialmente, pero siguen siendo claves para reconstruir la red de poblamiento y la identidad cultural de la zona en época romana.

Una visita con los ojos abiertos

Recorrer Moral de Sayago con calma es la mejor forma de descubrir este patrimonio escondido. Basta detenerse en el barrio del Coneo o cerca de la iglesia para observar en los muros las huellas de Roma. La piedra, que durante siglos ha sido materia prima y refugio, se convierte aquí en testimonio histórico y símbolo de resistencia.