Ocho meses y más de 1200 agujas: la pionera restauración de los reposteros de nuestra Semana Santa

Renovación de los reposteros de la Semana Santa

Luisa y Jorge, de Costuras mercería creativa, han sido los encargados de renovar los reposteros empleando como base una tela de lona única en toda España capaz de resistir más de 3.500 horas de luz e impermeable a la lluvia

Algunos de los reposteros poseían ya una antigüedad cercana a los 40 años

Bajo el calor de agosto, la Semana Santa de Zamora ya se fraguaba en el taller de costura del barrio de Pinilla. Diez meses de trabajo -ocho de ellos aguja en mano-, 1200 agujas de punta de bola y cientos de miles de puntadas han sido necesarias para llevar el cabo el laborioso proceso de restauración de los reposteros que desde este lunes ya cuelgan en la fachada del Ayuntamiento de Zamora. Las 17 cofradías integradas dentro de la Junta Pro Semana Santa han renovado su imagen en un cambio que no ha pasado desapercibido entre los zamoranos pero que esconde miles de horas de trabajo, más de dos semanas y media dedicadas por entero a la elaboración de cada repostero y, en algunos casos, decenas de pruebas fallidas.

Fue precisamente la Junta Pro Semana Santa la que encargó a Costuras mercería creativa el reto de renovar los reposteros, algunos de ellos con más de 40 años de antigüedad y con el consabido maltrato que supone su continua exposición durante 15 días al año en una de las épocas tradicionalmente más lluviosas y con telas de todo tipo que en ese momento no estaban preparadas para resistir las inclemencias del tiempo. “Nos encargaron un boceto, les gustó y a partir de ahí nosotros ya comenzamos a organizarlo todo”, comenta Luisa.

Las condiciones meteorológicas obligaban a optar por un material resistente para la base de los reposteros, una búsqueda laboriosa que les ha llevado a ser pioneros en este tipo de bordados. La tela por la que finalmente optaron -y que encargaron a la también zamorana empresa Toldos Élite- es de exterior, una de las más avanzadas y que se utiliza tradicionalmente en toldos. Resistentes a más de 3.500 horas de luz solar e impermeable, la vida de estos reposteros antes de que comiencen a deteriorarse es muy superior a los originales: “Si tienen un buen trato y tienen una conservación adecuada, realmente podrían ser eternos”.

El repostero restaurado de la Cofradía del Santo Entierro

Todo un contraste con los reposteros originales, algunos de ellos realizados sobre fieltro o incluso, tela de loneta muy utilizada para tapizar sofás. “Estaban muy, muy deteriorados. Las telas estaban completamente destrozadas, rotas. A simple vista desde esa distancia tan vez no se aprecia, pero cuando pudimos observarlas nos quedamos anonadados”.

Desde el mes de agosto se pusieron “manos a la obra” con el proceso de creación de los reposteros, algunos de los cuales han cambiado su diseño por propia iniciativa de las cofradías y hermandades que han querido mostrar su logo renovado o una imagen más acorde a los tiempos actuales. Sólo en puntadas, algunos de los reposteros esconden más de 850.000. Es el caso del de la Cofradía de la Vera Cruz: “Tenía que ser brutal, igual que el del Santo Entierro”.

Aseguran que el resultado no hace honor a la realidad. “Los ves de cerca, los tocas, aprecias cada puntada y se te ponen los pelos de punta”. El detalle de la corona de la Virgen de la Soledad, la corona de espinas sobre la cruz del Espíritu Santo o la cara de Jesús de Luz y Vida son auténticas obras de arte que esconden un minucioso trabajo en forma de miles de horas de ensayo-error, de pruebas y agujas dobladas tanto de mano como de las propias máquinas.  

Detalle de la corona de la Soledad en una de las pruebas fallidas

Cada repostero ha llevado una media de dos o tres semanas únicamente de trabajo: “Ya no solamente es la labor de picaje, es decir el diseño, sino también las horas de bordado”. Luisa explica que este tipo de trabajo no se mete directamente en la máquina, sino que se trata de “una especie de puzle”. Así, por ejemplo, el repostero de la Vera Cruz estaba dividido en seis partes, lo que complicaba aún más la tarea: “El resultado debía ser perfecto. No te puedes pasar un milímetro porque eso al final se va sumando y se traduce en un centímetro, que es un error apreciable”.

El orgullo es visible en la cara de Luisa, que asegura que se podía pasar perfectamente 12 o 14 horas sentadas sin cansarse. “Hemos demostrado que se puede tejer en un tipo de tela de unas dimensiones que hasta el momento no se había hecho”. Un trabajo que se ha traducido en la felicitación particular de la propia Junta y de todas y cada una de las Cofradías y Hermandades, pero también en las caras de sus hijas: “Me quedo satisfecha con que mis niñas hayan ido con el colegio a ver los reposteros y a decir que eran obra de su papá y de su mamá”.  

La imagen de la Semana Santa Zamora luce así un aspecto renovado. La cara visible de la Junta Pro Semana Santa perdurará ahora ondeando al viento, orgullosa de un trabajo que ha nacido de una empresa zamorana que lleva ocho años abierta al público pero que esconde a dos verdaderos profesionales, uno de la aguja y otro del diseño gráfico y gran conocedor de los sistemas de impresión, que han creado la nueva imagen de la pasión zamorana.   

Repostero de la Junta Pro Semana Santa