Marta Villar toma el relevo de la panadería familiar tras 60 años y lleva el sabor de Sayago hasta el Vaticano

Marta Villar

La bióloga de 37 años decidió continuar el negocio que iniciaron sus abuelos en Almeida para que el pueblo no perdiera uno de sus referentes

Una audiencia privada del Papa León XIV con el sacerdote Héctor Galán convirtió sus pastas artesanas en embajadoras inesperadas de Zamora

En Sayago, donde cada persiana que se baja suena a despedida, hay gestos que aún sostienen el pulso de los pueblos. La decisión de Marta Villar fue uno de ellos. A sus 37 años, con una vida ya encaminada y una formación universitaria en Biología, eligió quedarse en Almeida para encender cada mañana el horno que sus abuelos pusieron en marcha hace más de sesenta años. No fue solo una elección laboral; fue una forma de resistencia.

La panadería Productos Villar es mucho más que un horno. Es también un pequeño supermercado y un punto de encuentro vecinal que ha acompañado a varias generaciones de sayagueses. Sus pastas, polvorones y rosquillas forman parte del recetario sentimental de la comarca, igual que sus empanadas, hornazos o asados, elaborados de forma artesanal y sin perder la esencia de siempre.

Antes de volver al obrador, Marta trabajaba en el balneario de Almeida. Pero cuando el cierre del negocio familiar por la jubilación de sus padres era una realidad, entendió que perder la panadería sería perder algo más. “No quería que el pueblo se quedara sin uno de sus referentes”, dice. Hoy, el negocio se sostiene con dos mujeres asentadas en el entorno rural y una convicción firme: mantener viva una forma de hacer que da sentido al lugar.

Un viaje a Roma que abrió nuevas puertas

Y, a veces, las historias pequeñas encuentran caminos insospechados. El obrador de Almeida cruzó fronteras gracias a un gesto tan sencillo como simbólico. Héctor Galán, sacerdote vinculado a la comarca, asistió a una audiencia privada con el Papa León XIV en Roma y quiso llevar consigo un trozo de Sayago. Eligió unas pastas artesanas, hechas con la misma receta que conocen los vecinos desde hace décadas.

Héctor Galán entregas las pastas de Sayago al Papa. Foto cedida por Marta Villar

La anécdota no tardó en trascender y supuso un impulso inesperado para el negocio. “Nos ha ayudado a darnos a conocer fuera de Zamora”, reconoce Marta Villar. Desde entonces, han comenzado a recibir encargos de ciudades como Madrid y Vitoria, atraídos tanto por la calidad del producto como por la historia que hay detrás.

En Almeida, la noticia se vivió con orgullo. Primero por saber que la panadería seguía abierta y, después, por comprobar que un negocio local, nacido en un pequeño pueblo de Sayago, era capaz de llegar hasta el Vaticano y despertar interés más allá de la provincia.

Tradición y nuevos caminos

Además del obrador de Almeida, los productos Villar se comercializan en varios puntos de venta de la capital zamorana: La Alacena de Tobi, en la Avenida Cardenal Cisneros; Bacalaos Zamora, en el Mercado de Abastos, y Frutería Granel,s, en la calle Doctor Carracido. A ello se suma una presencia creciente en redes sociales y su página web, productosvillaralmeida, que ha ampliado su alcance y su base de clientes.

Productos de la panadería de Almeida de Sayago

Entre recetas heredadas, hornos encendidos y nuevos pedidos que llegan desde fuera, Marta Villar demuestra que el relevo generacional es posible y que la tradición, bien cuidada, puede abrirse camino incluso hasta los lugares más inesperados.