Margarita Ferreras, la poeta zamorana que rompió tabúes en la Generación del 27
Margarita Ferreras nació el 26 de febrero de 1900 en Alcañices, Zamora. Hija de Francisco Ferreras, interventor de Hacienda, y Abelisa Lorenzo, su infancia estuvo marcada por la temprana muerte de su padre, un hecho que obligó a su madre a trasladarse a Madrid. Esta mudanza a la capital marcó el inicio de una nueva etapa para Ferreras, en la que se vinculó a círculos culturales influyentes como la Residencia de Señoritas, el Ateneo de Madrid y el Lyceum Club Femenino, espacios en los que cultivó su vocación literaria y su sentido crítico hacia la sociedad de su tiempo.
A lo largo de su vida, Ferreras se rodeó de figuras clave de la poesía y el pensamiento español. Entre ellos destacan poetas como Concha Méndez y Manuel Altolaguirre (editores de su obra), quienes también participaron activamente en la vanguardia literaria española. Además, sus lecturas y reflexiones estuvieron influenciadas por pensadores como Miguel de Unamuno, cuyas inquietudes existenciales se reflejan en la poesía de Ferreras, tanto en sus preocupaciones como en su tono. Estos círculos culturales, y las actividades que en ellos se llevaban a cabo, fueron cruciales en la formación de su identidad literaria, un espacio donde el talento femenino comenzaba a hacerse escuchar en un panorama tradicionalmente dominado por hombres.
En 1932, Margarita Ferreras publicó su único libro conocido hasta la fecha, Pez en la tierra. Esta obra sorprendió tanto por su estilo innovador como por la valentía con la que abordó temas que, en su época, eran considerados tabú, como la sexualidad femenina y el erotismo. El contenido de su poesía, marcada por una sensualidad franca y directa, rompió con los códigos establecidos de la poesía tradicional. A lo largo de los versos de Pez en la tierra, la mujer se presenta como una figura activa en el amor y el deseo, un enfoque pionero en la literatura española. Sin embargo, buena parte de su obra se ha perdido con el tiempo, lo que añade una nota de misterio a su figura, ya que se sabe que escribió más, pero sus textos no han llegado hasta nosotros.
El Círculo Literario Margarita Ferreras de Alcañices destaca la singularidad de su obra, subrayando su capacidad para entrelazar el dolor y la belleza, así como su mirada profunda hacia las contradicciones del alma humana. Sus versos, como los que se encuentran en Pez en la tierra, reflejan una sensibilidad única y una visión radicalmente sincera de su ser interior: "Este instinto / que araña como un topo / en las sombras amargas / que me entierran en vida". Este tipo de imágenes, cargadas de una melancolía punzante, definen el tono de su poesía, que se aleja de las convenciones de su tiempo para ofrecer un testimonio sincero y doloroso.
La poeta vivió los años de la Guerra Civil como uno de los períodos más oscuros de su vida. Aparte de los problemas personales y mentales que ya arrastraba, la violencia del conflicto y la ruptura social la afectaron profundamente. En una de sus cartas, Ferreras confesó que la guerra la hizo "volverse más loca", un testimonio de la profunda huella que dejó en su psique el caos de esos años. Los años de posguerra resultaron muy inciertos para ella, puesto que marcaron la parte más sombría de su existencia, y la falta de apoyo institucional a su obra y su vida personal incrementaron su aislamiento.
El erotismo que marcó su obra estuvo también vinculado a su propia personalidad. Margarita Ferreras era conocida por su atractivo físico y por una sensualidad explosiva que se reflejaba en sus versos. Según la información proporcionada por la asociación 'El Legado de las Mujeres', su exploración del erotismo no solo se limitó a lo físico, sino que fue mucho más allá, tomando tintes místicos y trascendentes. La influencia de la literatura mística del Siglo de Oro, especialmente de autores como San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús, es evidente en su obra.
A nivel estético, la asociación 'El Legado de las Mujeres' afirma que la poesía de Ferreras se enmarca dentro del realismo de la vanguardia literaria española de los años 20 y 30, con claras influencias de sus coetáneos en la pintura, como Maruja Mallo, Salvador Dalí y Ángeles Santos. Su enfoque poético es capaz de integrar lo popular con lo literario, como lo demuestra la sección de romances de su único libro conocido. Inspirados en el romancero tradicional Algunos de estos poemas se mantienen vigentes hoy en día en la región de Aliste, como el famoso Por la verde verde oliva, musicalizado por la cantante Sheila Blanco.
En su lucha por ser una mujer libre, Margarita Ferreras desafió las normas establecidas, convirtiéndose en un referente para muchas mujeres de su tiempo. Su actitud transgresora frente a la sociedad patriarcal y sus constantes esfuerzos por vivir de acuerdo a su propio criterio la elevaron como una figura única en la literatura española.