Emma Laguna: “Hay pruebas visuales que no se pueden demorar en listas de espera interminables”
Los ópticos-optometristas de CyL siguen luchando por su inclusión en la sanidad pública. Desde la pandemia, la visión ha empeorado, algo que hace más necesaria la incorporación de estos profesionales en Sacyl
Han pasado veintitrés años desde que Castilla y León reconoció la categoría profesional sanitaria del óptico-optometrista en 2004. Sin embargo, estos profesionales sanitarios no están incluidos en la sanidad pública.
Desde hace años, el Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León (COOCYL) trabaja por esa inserción, para garantizar una atención de calidad a la salud visual de la ciudadanía y, también, reducir las largas listas de espera con las que cuenta el servicio de oftalmología.
Dos razones básicas y una gran necesidad que la comunidad autónoma no ha tenido en cuenta y que sí se ha hecho en Andalucía, Aragón, Baleares, Cataluña, Extremadura, La Rioja, Madrid, Murcia, Navarra, País Vasco y Comunidad Valenciana, donde trabajan unos 400 profesionales integrados en los servicios de Oftalmología contribuyendo a la mejora asistencial visual tanto en hospitales como en centros de salud.
Si ya eran necesarios en la salud pública, tras la pandemia, lo son mucho más. “Se han notado mayores problemas de visión debido al tiempo que se ha estado utilizando pantallas; para teletrabajar, estudiar, jugar… al final pasas tiempo con los teléfonos”, ha explicado Emma Laguna, delegada provincial del Colegio de Ópticos-Optometristas en Zamora.
Lamentablemente, el tiempo de demora en los centros sanitarios es largo. Esta situación hace que los pacientes con problemas acudan a la óptima para una primera valoración “y ver si es posible una solución o si es necesaria una derivación al oftalmólogo o médico de cabeza”.
De hecho, 5.658 zamoranos esperan una primera consulta en Oftalmología, con una demora media de 122 días, mientras en el conjunto de Castilla y León la lista alcanza las 52.296 personas, que esperan una media de 98 días, según los últimos datos publicados a 31 de marzo de 2023 por la Consejería de Sanidad.
Se trata de una situación que preocupa, ya que el largo periodo de espera puede empeorar la situación del paciente. "En nuestra sanidad pública tenemos unos grandes profesionales, pero por desgracia, debido a que hay muchos pacientes, el personal es poco y el presupuesto es el que se tiene, la atención es lenta, no tan rápida como desearía cualquier paciente con un problema que a veces, si no se trata a tiempo, puede ser de gran importancia y relevancia”, ha recordado esta profesional.
Y es que, el papel de los ópticos es fundamental para “asegurar una atención visual de calidad y fundamental descargando de trabajo a los oftalmólogos para poder dedicarse a las patologías y dejando la parte refractiva a los ópticos. La detección precoz de ciertas patologías es fundamental y, en muchos casos, urgente. Hay pruebas que no se pueden demorar en listas de espera interminables”.
Una inclusión que reduciría las larga listas de espera y calmarían el temporal y la impaciencia de muchos pacientes que comienzan una carrera de fondo hasta la consulta del especialista, algo que puede llegar a durar más de un año. Esto, para Laguna, “podría aligerar la carga de trabajo en las consultas oftalmológicas en los casos en los que están perfectamente capacitados para darle una solución adecuada y como sucede en la atención primaria, derivar al especialista aquellos otros que por sintomatología requieran una atención médica. Sin duda serían un complemento para el médico oftalmólogo como ya sucede en la sanidad privada donde los Ópticos-Optometristas y Médicos-Oftalmólogos complementan sus áreas de actuación. Tenemos que tener presente, que Castilla y León tiene una población envejecida elevada y eso se traduce en patologías fruto de la edad”.
El óptico-optometrista debido a su capacitación profesional y competencias legalmente reconocidas, tiene la capacidad de actuar como un filtro en problemas relacionados con agudeza visual y que supondría de manera sustancial y significativa un alivio para las consultas de oftalmología.
Laguna ha recordado que “los ópticos optometristas, son profesionales sanitarios de atención primaria avalados por sus estudios universitarios, los últimos veinticinco años de Grado, y en continuo aprendizaje mediante una formación continuada de calidad por medio de cursos, congresos y ponencias a nivel nacional e internacional.”
Por su fuera poco, también sería un “gran ahorro económico para la Sanidad de Castilla y León (Sacyl)”. En concreto, de acuerdo con las derivaciones desde Atención Primaria, solo por problemas de agudeza visual -que se cuantifican en 74.000 personas al año en la población pediátrica y de 63.100 en la población adulta-, serían necesarias 31 unidades de Optometría en Castilla y León (16 para la población adulta y 15 para la pediátrica), con un coste anual de 59.309 cada una. Esto supondría un desembolso de 1.838.579 euros, casi la mitad de los 3.642.300 euros de coste estimado en la actualidad. Estas cifras están recogidas en un estudio nacional elaborado por el Consejo General de Colegio de Ópticos -Optometristas y la Sociedad Española de Optometría en un informe entregado a la Consejería de Sanidad sobre la Ampliación de cartera de servicios en salud visual.