Los vecinos de Tábara celebran su tradicional misa del Gallo

misa del gallo de Tábara
La presencia de la corderilla, símbolo de la conexión con la tierra y los valores tradicionales, recordó a todos la importancia de mantener viva la esencia cultural de Tábara

Una noche cargada de tradición y emotividad se vivió ayer en la localidad de Tábara, donde la ancestral Misa de Gallo cobró vida una vez más. En esta ocasión, la ceremonia se vistió de magia con la presencia especial de una pequeña corderilla que desempeñó un papel estelar en esta celebración histórica.

A pesar del intenso frío, los habitantes de Tábara se congregaron en la iglesia para presenciar este evento que trasciende el tiempo y que ha marcado la identidad cultural de la localidad a lo largo de los siglos. El canto emotivo, la armonía de los cánticos y la presencia de la corderilla añadieron un matiz especial a esta ceremonia única.

La Misa de Gallo en Tábara es mucho más que una simple práctica religiosa; es un legado que une a la comunidad, fortaleciendo los lazos entre generaciones y recordando la riqueza del patrimonio cultural. La corderilla, símbolo de inocencia y pureza, se convirtió en el centro de atención al protagonizar el conmovedor «Canto de la Cordera».

Ataviados con atuendos pastoriles, pastores, zagalas y el coro, luciendo la distintiva capa alistana, entonaron este canto ancestral. El recorrido simbólico de la cordera por la iglesia hasta el nacimiento, guiado por el texto transmitido de generación en generación, añadió un aire de solemnidad y arraigo histórico a la noche.

La presencia de la corderilla, símbolo de la conexión con la tierra y los valores tradicionales, recordó a todos la importancia de mantener viva la esencia cultural de Tábara. En un mundo moderno y cambiante, esta ceremonia anual se erige como un poderoso recordatorio de la necesidad de preservar las raíces culturales y avivar la llama de la espiritualidad.

Además, la Misa de la Cordera fue elevada a un nivel sublime con la participación de los hermanos Cué-Fernández, acompañados al armonio por su padre, quienes ofrecieron un momento conmovedor con sus voces angelicales. Su actuación dejó un legado de belleza sonora y espiritualidad, marcando esta Nochebuena como un día memorable en la historia de la iglesia de La Asunción.

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