El grito de Zamora que inició la revuelta del campo de Castilla y León
En Zamora el eco del descontento resonó primero, marcando el inicio de una movilización sin precedentes en Castilla y León. El rugir de los tractores, entre aplausos y pitidos, se convierte en un desfile creciente que expresa la frustración acumulada de los agricultores. Este clamor se gesta en la aparente pasividad de los sindicatos agrarios -que este viernes han convocado una huelga para el nueve de febrero-, llevando a los hombres y mujeres del campo a alzarse, independientemente de afiliaciones organizativas o políticas.
Las tractoradas se han convertido en la respuesta tangible de los agricultores zamoranos, respaldados por la ciudadanía, ante la falta de acción frente a las nuevas leyes impuestas para cumplir con la Agenda 2030 y la Política Agraria Común (PAC). Este desfile de vehículos agrícolas simboliza la determinación de los agricultores de seguir luchando para ser escuchados, desafiando la pesada carga burocrática y las dificultades impuestas por la nueva normativa.
Las demandas de los agricultores son claras y contundentes. Exigen una rebaja en las exigencias de la nueva PAC agroambiental, la reducción de la carga burocrática, la derogación de la Agenda 2030 y la protección de la rebaja de impuestos sobre el gasóleo agrícola. La lucha también incluye la derogación de leyes relacionadas con el bienestar animal, legislación ambiental y la protección de especies que los agricultores perciben como amenazas para sus actividades y las zonas rurales.
Además, la petición de cumplimiento de la ley de precios refleja la urgencia de evitar que los agricultores se vean forzados a vender a pérdidas. Además, se busca un control fitosanitario de productos extracomunitarios y una gestión del agua que se ajuste a las necesidades específicas de cada territorio.
El campo no solo reclama medidas económicas, sino también un etiquetado claro de productos, aranceles a productos extracomunitarios y un compromiso serio en investigación y desarrollo contra las prácticas de Geoingeniería Climática. Los agricultores, alzando sus voces, destacan la urgencia de abordar las dificultades que enfrenta el sector primario y subrayan la importancia de preservar la sostenibilidad y vitalidad de las zonas rurales en España.
La lucha emprendida por los agricultores zamoranos no solo es un acto de resistencia, sino un llamado urgente a la acción. La revuelta agraria en Zamora se propaga como un símbolo de la determinación del sector primario en toda Castilla y León, recordando a todos que la preservación de la agricultura y las zonas rurales es esencial para el tejido mismo de la sociedad española.